El Mallorca sigue dando a sus aficionados motivos para consultar la clasificación a todas horas. Todavía quedan siete jornadas por delante, pero esto tiene muy buena pinta, sobre todo porque da la impresión de que se va a aferrar a los puestos de play-off con uñas y dientes. Anoche venció a un buen Rayo Majadahonda, que puso más problemas de lo que dice el marcador, en un encuentro que se encarriló en solo veinticuatro minutos, cuando Aridai y Lago pusieron el 2-0 en el marcador. Esta victoria le coloca en la cuarta plaza, a la espera del duelo de hoy del Cádiz ante el Numancia, pero lo peor que le puede pasar es bajar a la quinta posición.

Los de Vicente Moreno, que cumplió su segundo partido de sanción, cuajaron una buena primera mitad, en la que podrían haber ampliado todavía más su renta, y en la segunda llegaron a sufrir, pero la falta de puntería de los visitantes también fue un buen aliado. Además, Manolo Reinatirado por Héctor Hernández que podría haber cambiado el signo del duelo, sobre todo porque todavía quedaban más de veinte minutos por jugarse.

Estos tres puntos, tras caer en Córdoba (3-2) y empatar en Soria (1-1), más allá de vencer al Reus sin jugar, saben a gloria e invitan al mallorquinismo a soñar por luchar por el ascenso a Primera. Sí, suena bonito, pero la posibilidad es absolutamente real.

La primera parte fue frenética. De principio a fin. Budimir, con un remate fuera por poco, y un cabezazo de Lago que se fue al palo, dejaron claro lo que sería el duelo. Fede Varela, con un buen disparo antes que ellos, también envió un mensaje de que el Rayo Majadahonda iba a atacar. Y de qué manera. Pero el fútbol son goles. Y es para listos. Y Aridai, a los dieciséis minutos, ya levantó a los espectadores de sus asientos. El canario, muy pillo, se aprovechó de un mal pase de Andújar a Basilio para robar el balón, sortear al portero y marcar. Todo un premio a su intensidad para sumar el séptimo tanto en su cuenta particular.

Más oxígeno cogió el Mallorca en el minuto veintitrés, poco después de un testarazo de Valjent. En una fabulosa contra de Lago JuniorIza le tuvo que derribar cuando el africano estaba en el corazón del área. Como no podía ser de otra manera, sin las absurdas discusiones de otras ocasiones, fue el propio Lago el que chutó desde los once metros para poner el 2-0 en el electrónico. Es su undécimo tanto del curso, pero da la sensación de que no será el último, ni mucho menos. Este resultado, no obstante, no hundió a los madrileños, que causaron una muy buena impresión en su faceta ofensiva ya que hacían daño a los bermellones en más de una ocasión, pero sin puntería. Tanto Benito, como Aitor y Manu, demostraron por qué recibe tantos elogios este modesto recién ascendido. No es que el Mallorca hubiera desaparecido, pero llegó a perder el dominio de la pelota concediendo demasiado atrás. Una volea de Dani Rodríguez desde la frontal, tras un gran pase de Lago, fue lo más llamativo que hizo hasta el descanso.

En la segunda parte el Mallorca salió dispuesto a poner el tercero en el marcador. Y a punto estuvo de hacerlo ya en el minuto cincuenta y tres. Salva Sevilla lanzó una falta magistral y el cancerbero Basilio se estiró como un chicle para despejar un balón imposible. Aridai, otra vez muy atento, recogió el rechace, pero su disparo seco se estrelló de forma violenta en el poste.

El panorama podría haber cambiado sustancialmente en el minuto sesenta y siete. Iglesias Villanueva pitó un penalti inexistente por una supuestas manos de Valjent para asombro de los presentes. Sin embargo, Manolo Reina estuvo inspirado a la hora de repeler con el pie el tiro de Héctor Hernández. Es lo mejor que le pudo pasar al Mallorca, que no estaba tan fino. Eso sí, los baleares pudieron sentenciar el choque en una contra en la que tras un gran pase de Dani Rodríguez al interior del área, con Stoichkov y Abdón, Basilio reaccionó rápido para atrapar el balón.

Los rojillos encontraron algunos huecos para hacer daño ya que el Rayo Majadahonda estaba volcado, pero las imprecisiones se fueron sucediendo en ambos lados del campo. El Mallorca, ya con el duelo de ida y vuelta, dispuso de varias ocasiones más, sobre todo en las botas de Stoichkov, pero el 2-0 se quedó instalado para siempre. Y Son Moix fue una fiesta. No obstante, no parece que vaya a ser la última. Ni de coña.

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