A pesar de que solo tiene veintidós años, hace mucho tiempo que el mallorquinismo le conoce por sus grandes registros goleadores en los filiales. Pero Cedric Omoigui ya tiene edad para quedarse con los mayores de una vez y, tal y como demostró ayer, quiere convencer a Vicente Moreno de que lo merece.

El canterano marcó tres goles en los que demostró picardía, olfato y talento, algo que le puede venir muy bien a un Mallorca que tumbó a un Formentera espantoso en la primera parte y que aguantó el tipo en la segunda. A los treinta y siete minutos el resultado ya reflejaba el 4-0 final, quizá también influido porque los pitiusos llegaron media hora tarde y directos del aeropuerto por un retraso en su vuelo, por lo que casi no tuvieron tiempo para calentar.

Cualquier conclusión es una temeridad a estas alturas, pero los bermellones, que vencieron su tercer encuentro seguido de la pretemporada sin encajar, demostraron orden atrás y pegada arriba, aunque es cierto que el rival facilitó las cosas.

Cedric se aprovechó de una monumental cantada de la zaga tras un córner para ser el más listo de la clase y avanzar a los suyos. Jony y Serrano dando equilibrio y Bryan Reyna, ojo a este peruano que está dejando detalles para ilusionarse, y Lago, en las bandas, se bastaban para hacer daño. Un mal blocaje del meta Chechu tras un centro de Sastre fue un regalo para que Cedric anotara el segundo.

Los visitantes, que este curso debutan en la Segunda B, apenas inquietaron a Reina, aunque Fobi por su banda y Garmendia lo intentaran de forma esporádica. Raíllo, que en defensa apenas tuvo trabajo, estrelló el balón en el poste tras un cabezazo justo antes de la mejor acción del encuentro. Lago envió un centro con toda la intención al interior del área y Cedric, con mucha calidad, metió la bota para marcar el tercero. El partido no tenía mucha más historia, aunque Lago sorprendió con un remate con el muslo que instaló el cuarto al marcador.

En la segunda mitad las fuerzas se igualaron notablemente, entre otras cosas porque el Formentera elevó su nivel y el nuevo once del Mallorca dispuesto por Moreno no fue tan dominador. Eso sí, podría haber marcado algún tanto más si Baba hubiera dirigido mejor su espectacular remate tras un córner o Núñez, solo ante el portero, no hubiera enviado el balón fuera tras otro saque de esquina.

El ritmo de los bermellones fue inferior, aunque Baba, que quiere quedarse en el primer equipo, en el centro del campo y el francés Pierre, a prueba, demostraron una intensidad que gustó a las mil personas que acudieron a Son Bibiloni soportando más de treinta grados. Les valió la pena. Su Mallorca va a más.