Javier Olaizola tiene una semana para imprimir su huella en un Real Mallorca en franco declive y que no puede aplazar más tiempo su reacción. La falta de tiempo para trabajar con sus nuevos jugadores obligó al técnico vasco a realizar una apuesta continuista en Almería. Pero previsiblemente el próximo domingo en Soria se verá a una evolución hacia lo que el nuevo preparador quiere.
"Lo primero era tocar la tecla de la autoestima. Ahora viene el trabajo puramente futbolístico", señala Miquel Soler a DIARIO de MALLORCA. "Heredas un equipo que está donde está porque los jugadores pasan por un problema de confianza. El día que has jugado bien, has perdido. Y cuando has jugado mal, has ganado. Tocas la tecla de la confianza y dices a los futbolistas que confías en ellos", apunta el técnico.
Olaizola apenas dio pistas sobre cómo jugará el Mallorca de ahora en adelante. En los Juegos del Mediterráneo planteó el 4-4-2 del que Fernando Vázquez echaba mano habitualmente y dos novedades en el once: Dalmau y Pol Roigé. "No sé cuál será su idea futbolística. Pero cuando llegas con la temporada empezada tienes que adaptar una parte de tu idea a los futbolistas que tienes porque no dispones de una pretemporada para desarrollarla en su totalidad", valora Soler.
Tampoco el técnico Tomás Gibert se aventura a especular en qué cambiará el conjunto bermellón bajo la batuta de Olaizola. Sin embargo, este analista incide en que a estas alturas es más importante hacer trabajo psicológico que táctico. "El problema del Mallorca es de implicación y el reto del técnico es que los futbolistas le crean. Olaizola tiene un discurso que llega a los aficionados. Ahora tiene que llegar a los futbolistas y conseguir que le crean", subraya el mallorquín.
"Creo que el Mallorca que veremos será un equipo más agresivo y contundente, que morderá al rival y en el que habrá más implicación por parte de los jugadores, aunque sabemos que no todo se arregla gritando. En cuanto a lo táctico o al estilo, no veo demasiado margen para hacer cambios con respecto a la etapa de Vázquez", afirma Gibert.
En su larga etapa vistiendo la camiseta bermellona Olaizola se caracterizó por ser un futbolista muy pasional. Ese carácter trató de contagiarlo al filial y ahora le toca hacer lo propio con los futbolistas del primer equipo. Miquel Soler considera que ahora viene una parte crucial en el trabajo del preparador vasco.
"El mensaje emocional dura lo que dura si no va acompañado de lo futbolístico. Ahora viene el trabajo de laboratorio, el entrenamiento diario", valora el exentrenador del Mallorca, al que le sorprendió el "atrevimiento" de Olaizola con su primer once en los Juegos del Mediterráneo: "Hubo continuidad, pero fue valiente alineando a cuatro atacantes teniendo en cuenta que jugaban en campo contrario y es muy difícil ganar como visitante. Esta jornada se produjeron siete victorias locales, un empate y solo tres de visitantes", recuerda Soler a modo de ejemplo.
El nuevo preparador bermellón tiene poco tiempo para madurar su idea y sí mucha responsabilidad. El domingo en Los Pajaritos debería jugar un Mallorca muy mejorado.
