Dudu Aouate, que ayer se quedó a gusto, tampoco se salva de la quema de la caótica situación en la que se encuentra el Mallorca. El israelí tiene su cuota de responsabilidad en este esperpento en que se ha convertido el club. Antes de aceptar como manager general tendría que haber cerrado el acuerdo con Cerdà o, por lo menos, saber con quién se jugaba los cuartos. Tal vez así no hubiera dado el primer paso.

Sin embargo, el israelí es el que menos culpa tiene de lo que está ocurriendo, que no es de ahora. En este Mallorca tan lamentable no se salva nadie. El primero Serra Ferrer por ser el padre de la criatura, por no haberse sabido rodear de personas que realmente quieran al club. El presidente Cerdà ha convertido el Mallorca en su chiringuito particular. Habrá que ver si, como parece, queda hoy en situación de clara inferioridad con respecto a sus compañeros de mesa, porque parecía ´muerto´ y ha resucitado en más de una ocasión.

En cuanto al equipo, más de lo mismo. Ayer jugó posiblemente el peor partido de todos, y eso que ha disputado unos cuantos. Todo parece un problema de calidad, lo que por prudencia no se atrevió a decir ayer Karpin.