­La fractura que se ha abierto entre el mallorquinismo y los accionistas del Real Mallorca se evidenció cuando en el minuto 12 de la primera y la segunda parte los algo más de 9.000 espectadores que asistían al encuentro contra el Tenerife se levantaron de sus localidades y dieron la espalda al palco, un gesto simbólico con el que la afición quiso mostrar su rechazo a la directiva y que nunca se había visto en los catorce años de historia que tiene Son Moix.

Serra Ferrer, Biel Cerdà, Utz Claassen y Pedro Terrasa eran los principales destinatarios de esta protesta colectiva, pero ninguno de los cuatro estuvieron en el palco representando al club, como ha venido sucediendo durante buena parte del curso. De nuevo los apoderados Miguel Blum y Tolo Martorell fueron objetivo de las críticas y reproches de la afición.

La iniciativa había salido de ´Junts pel Mallorca´, plataforma que también se apuntó un éxito al lograr que la grada entonara el himno bermellón antes del partido y ´El Mallorca es un sentimiento´ con el pitido final.

El mallorquinismo está muy dispuesto a la crítica contra los rectores del club y lo demostró cuando un miembro de la seguridad privada confiscó a ´Berrocop´, una silueta de cartón que imita a Robocop confeccionada por la peña Els Berros y que pide "echarlos a todos". El enfado de la grada hizo que ´Berrocop´ fuera devuelto a sus dueños, pasara de mano en mano y llegara al palco, donde de nuevo fue confiscado.

Dos horas antes del encuentro tuvo lugar una manifestación que reunió a algo más de 600 personas y bajo el lema ´SOS Mallorca´ recorrió el trayecto entre el Lluís Sitjar y Son Moix. Durante el camino se repitieron los habituales cánticos contra la directiva y Biel Cerdà.