­El Real Mallorca y José Luis Oltra enterraron ante el colista Mirandés la escasa credibilidad que les quedaba. El equipo ofreció una prueba irrefrutable de que no está para aspirar al ascenso directo, por muchos puntos y jornadas que queden. Y el entrenador dirigió con toda seguridad su último partido en el banquillo bermellón.

Es malo el empate a cero y peor la imagen de un Mallorca encogido al que el Mirandés le ganó la partida casi siempre, especialmente en una segunda parte en la que los locales dieron una lección de actitud y ambición para deshacer la igualada.

La victoria era ineludible para controlar el incendio institucional y deportivo. Pero el Mallorca abundó en su pésima estadística y solo ha sumado dos puntos de los últimos doce en juego. Números que no llegan ni para pelear por una permanencia mucho más competida que la promoción de ascenso. La realidad es que a día de hoy el grupo de Oltra ni siquiera está para competir con el colista.

El Mirandés ganó en físico, actitud, intensidad y compromiso. El Mallorca volvió a ser ese grupo acomplejado de los últimos partidos y esta vez ni siquiera aparecieron las individualidades. Alfaro, Gerard y Nsue naufragaron en el pequeño Anduva. Marco dio la talla, pero solo hasta que Oltra le mantuvo en el campo.

El valenciano sí acertó con las novedades de Aouate y Agus. El israelí estuvo muy poco exigido, pero resolvió con solvencia algunas situaciones comprometidas. Notable fue el encuentro de Agus, la única buena noticia de la tarde.

Le sentó muy mal al Mallorca lo reducido del terreno de juego. Los bermellones disputaron casi toda la primera mitad incómodos, descolocados y sin saber jugarle a otro de esos rivales que se juegan la vida en cada balón dividido. El Mirandés llevaba la batuta, peleaba cada rechace como si fuera el último del encuentro. Oltra se desesperaba en la banda.

El Mallorca estaba compungido, a merced de una rival escaso de talento pero muy sólido en Anduva, donde había sumado 21 de los 30 puntos que tenía en la clasificación.

El primer disparo con cierto peligro de los bermellones salió de las botas de Gerard, que a los quince minutos remató a las manos de Prieto un rechace que cazó en la frontal del área. Respondió Infante con un latigazo que rozó el poste derecho de Aouate.

El Mirandés hacía mucho daño por las bandas, donde Infante e Iriome superaban con frecuencia a Ximo y Kevin para poner centros que no encontraban rematador.

El Mallorca se acercó al gol en una jugada de estrategia. Agus envió un obús desde lejos del área, la pelota pasó entre varias piernas y Prieto detuvo con muchos problemas.

En el ecuador de la primera mitad el Mirandés rebajó la intensidad y el grupo de Oltra se estiró. Más hecho a las medidas del terreno de juego, cogió la pelota, Iriney y Generelo pusieron pausa y Marco y Alfaro empezaron a marcar diferencias.

Sin embargo, no había un plan. Los ataques bermellones morían en la frontal, con Gerard muy desconectado y Nsue desorientado, como en los últimos partidos.

La mejor ocasón del Mirandés llegó en el minuto 38. Iriome dejó clavado a Kevin, la puso en el segundo palo y Muneta, libre de marca, disparó fuera.

El Mallorca ahondó en su descrédito en una segunda parte que se jugó casi siempre en el área del Mallorca. Mucho más ambicioso y entero, el Mirandés tuvo contra las cuerdas al grupo de Oltra, que solo tuvo alguna opción en jugadas a balón parado. Pésima noticia para un equipo que presume de dinamita arriba.

Oltra sustituyó sorprendentemente a Geijo por Marco, el mejor de los bermellones, y el equipo perdió profundidad y se hizo muy previsible.

Infante lideró a un Mirandés peleón y atrevido que mereció más que el empate. Las bandas de los rojillos eran un coladero por el que penetraron una y otra vez los locales.

Esta segunda vuelta el Mallorca solo acumula un triunfo, el cosechado ante el Sabadell. La reacción no llega y a estas alturas puede ser demasiado tarde.

El árbitro

González Fuertes

Sin complicaciones

El colegiado asturiano acertó en las tarjetas y en los fueras de juego. Le ayudó que los dos equipos no plantearon un encuentro bronco.

Lo mejor

Portería a cero

El único consuelo que se lleva Oltra de Anduva es que el Mallorca acabó con la portería a cero, algo que no se daba desde el pasado diciembre ante el Girona. Agus rindió por encima de lo esperado y Cadamuro fue una buena pareja de baile, pese a algún despiste. Ahora bien, no se puede hablar de solvencia defensiva porque Ximo y Kevin fueron un coladero.

Lo peor

Ahora se pelea por la permanencia

El Mallorca sigue sin rumbo después de un encuentro en el que no convenció ni en la primera ni en la segunda mitad. Son dos puntos de doce posibles que dejan el ascenso directo como un objetivo prácticamente imposible. A día de hoy la pelea es por la permanencia.