Deportivo y Real Mallorca coinciden esta temporada en el objetivo del ascenso, pero los gallegos tendrán que pelear con muchas más estrecheces que los baleares. El descenso del conjunto blanquiazul fue de la mano de un concurso de acreedores con el que el club ha empezado a pagar años de excesos económicos. Ha sido un verano turbulento para la entidad gallega, ahogada por una deuda de más de cien millones de euros y que rozó el descenso administrativo a Segunda B por una denuncia de impago de varios jugadores.

Un caos que contaminó a la parcela deportiva y que dejó a Fernando Vázquez con solo diez futbolistas profesionales bien iniciada ya la pretemporada. El descenso significó para el club blanquiazul el desmantelamiento de la plantilla.

Todo lo contrario que el Mallorca, que logró mantener el bloque más allá de las salidas anunciadas de Pina y Gio, un puñado de cedidos que no cumplieron con las expectativas y Javi Márquez, cedido al Elche para liberarse de una ficha que rondaba el millón de euros. El club armó un presupuesto de 22 millones de euros -el más elevado de Segunda- y retuvo a varios jugadores importantes con notables rebajas de sus fichas.

Lujos que se ha podido permitir un Mallorca que pasó por un concurso de acreedores hace tres años y que desde entonces ha mantenido un gasto más o menos controlado. Los verdaderos problemas llegarán si el equipo no regresa a Primera esta misma temporada.

En la desbandada que siguió al descenso el Dépor perdió a futbolistas de la talla de Aranzubia, Ze Castro, Bruno Gama, Aythami, Riki, Pizzi o Silvinho, algunos después de rescindir su contrato y otros al finalizar su periodo de cesión. Y para desesperación de Vázquez los refuerzos se hicieron esperar. Marchena, Borja Bastón, Núñez, Culio y Arizmendi llegaron en su mayoría con la competición iniciada. De las nuevas caras del conjunto blanquiazul solo Ruby llegó en plena pretemporada.

Los administradores concursales obstaculizaron los fichajes -Geijo tuvo que irse al Mallorca después de haber pasado la revisión médica con el Dépor el último día del mercado- y Vázquez tuvo que conformarse con lo que tenía.

De aquella precariedad nació este Dépor defensivo que solo ha encajado siete goles en las trece primeras jornadas. Con los escasos mimbres de los que disponía, el técnico gallego tuvo claro que el equipo debía concentrarse en encajar lo menos posible. De ahí vienen también los problemas de su equipo para marcar.

El Mallorca se parece más al Dépor que descendió hace dos temporadas y que hizo un enorme esfuerzo para retener a futbolistas como Aranzubia, Guardado, Riki, Colotto o Lassad. Mereció la pena porque aquel equipo dirigido desde el banquillo por José Luis Oltra logró un brillante ascenso con récord de puntuación incluido.

Todavía falta mucho tiempo para saber si el esfuerzo realizado por la entidad balear se traduce en un éxito o un fracaso.