El Real Mallorca se pone a prueba ante el Lugo, un club con un presupuesto de algo más de cuatro millones de euros al que este primer cuarto de competición le ha aupado hasta la segunda plaza de la tabla. Hay mucho respeto por el equipo revelación del campeonato, un grupo crecido y sin complejos que busca una victoria en Palma para empezar a hablar de pelear por el ascenso, una quimera antes de que arrancara la Liga.

El conjunto bermellón afronta el encuentro con las inseguridades de siempre, centradas en una defensa que se mantiene como la más goleada de la categoría. El Mallorca es una fuente de dudas, verbalizadas incluso por el técnico rival, Quique Setién, pero José Luis Oltra se aferra a un discurso optimista que pocas veces se ve refrendado en el terreno de juego.

La derrota de la pasada jornada ante el líder Recreativo dejó en evidencia a un Mallorca frágil en defensa, conformista y competitivo solo a ratos. Necesitan una clara mejoría los bermellones, no solo para amarrar los tres puntos hoy en Son Moix, sino para descubrirse de una vez como un serio candidato al ascenso.

Oltra recupera a Nunes, Geijo e Íñigo Pérez, aunque solo el navarro se perfila como titular. El técnico repetirá presumiblemente con Bigas y Geromel en el centro de la defensa, y arriba volverá a confiar en la pareja atacante formada por Víctor y un Gerard que ya suma siete goles en la Liga.

Alfaro podría regresar al once en detrimento de un Aki que sigue sin dar un solo argumento para ser titular. Y previsiblemente Marco Asensio tendrá la oportunidad de debutar con el primer equipo ante el público de Son Moix.

El Lugo obtiene sus mejores resultados en el Ángel Carro, pero resulta llamativo que solo haya perdido dos encuentros a domicilio -curiosamente ante los filiales del Madrid y el Barcelona-. El equipo de moda en la categoría de Plata es un grupo que se conoce de memoria el manual de Quique Setién y que juega sin la presión que habitualmente lastra al conjunto bermellón.

El Mallorca quiere abandonar esa zona indeterminada de la clasificación en la que está tan cerca del ascenso directo como del descenso, para asentarse definitivamente en la zona alta de la tabla en la que se libra la batalla por el ascenso.

Requisito de obligado cumplimiento será vencer en los dos enfrentamientos consecutivos que esperan a los bermellones en Son Moix -ante el Lugo y la Ponferradina-, antesala del duro desplazamiento a Riazor. No sumar los próximos seis puntos convertiría las dudas en otra crisis.