Es imposible para un mallorquinista echar la vista atrás y no emocionarse. Han sido dieciséis años maravillosos, en los que ha habido tiempo para reír, para llorar, para sentise orgullosos y para indignarse. De todo un poco, como en la vida misma. Precisamente en Vallecas se inició hace tres lustros y once meses, con aquel inolvidable tanto de Carlos Domínguez, un sueño que finalizó ayer en Son Moix. Un paseo por la gloria en la mayoría de ocasiones, tanto en España como en Europa, para un club que hasta aquel lejano 1997 apenas había encadenado tres años seguidos en la elite.

?Ahora se había hecho mayor, todo un adolescente que ya se había consolidado como uno de las seis entidades más longevas en este periodo, solo superado por el Real Madrid, Barcelona, Athletic de Bilbao, Valencia y Espanyol. Pero este nefasto curso lo ha mandado todo al traste. Sin embargo, hay jugadores, técnicos, presidentes y muchos momentos que ya quedarán para siempre en la historia del Real Mallorca en la retina de una afición que ahora está viviendo un auténtico drama.

?Es difícil quedarse con una sola temporada, a buen seguro que hay opiniones para todos los gustos para elegir la mejor, pero es obligado no tener en cuenta la 2000/01. Con Luis Aragonés en el banquillo y con futbolistas de la talla de Etoo, Ibagaza, Nadal y Luque, entre otros muchos, consiguió el récord de puntuación con setenta y uno, una cifra que ahora suena a heroicidad. Aquel equipo, propiedad de la familia Asensio y que estaba presidido por Mateu Alemany, se clasificó con solvencia en la tercera posición del campeonato, con derecho a plaza para la Liga de Campeones y a solo nueve puntos del que se proclamó campeón, el Real Madrid. Pero lo más importante es que el fútbol que practicaron todavía se recuerda por su vistosidad y efectividad en un ejercicio prácticamente perfecto. En el siguiente curso disputaron la Champions, aunque se quedaron en la fase de grupos superados por el Panathinaikos y, por culpa del golaverage, del Arsenal.

Pero es evidente que en la retina de los hinchas figuran otras temporadas, que ahora se recuerdan como mágicas, con el debutante Héctor Cúper al frente. Los bermellones venían de cinco años consecutivos en Segunda A, pero con la presidencia de Bartolomé Beltrán y un ´Dios´, como llegaron a calificarle, como el entrenador argentino, las expectativas se dispararon por encima de lo imaginable. En su estreno en la entonces llamada ´Liga de la estrellas´ dejó al equipo en la quinta plaza y con el agridulce sabor de haber perdido en Mestalla la final de la Copa del Rey en los penaltis contra todo un Barcelona. Un jovencísimo Valerón, Roa, Engonga, Iván Campo, Amato, Marcelino o Stankovic llenaron de ilusión el vetusto Lluís Sitjar. Lo mejor es que en el curso siguiente todavía se elevó el nivel, con una brillante tercera plaza en un equipo al que habían llegado Lauren, Siviero, Ibagaza, Dani o Biagini, entre otros. Llegaron a liderar durante nueve jornadas consecutivas la Liga en una 1998/1999 que siempre será un referente para los nostálgicos. Además, de ganar la Supercopa, el primer título oficial en la historia del club, alcanzaron la final de la Recopa de Europa ante el Lazio de Roma en Birmingham. Se quedó con la miel en los labios, pero aquellos futbolistas ya son leyenda viva. Sacaron el billete para disputar una Liga de Campeones que, en el verano siguiente, desperdiciaron en la previa ante el modesto Molde. Pero mejor seguir recordando hazañas. Como la de la temporada 2009/2010, con un Mallorca de Manzano que estuvo muy por encima de lo que se esperaba. Toda la campaña estuvo en puestos europeos, aunque sufrió un duro final. Con el cava a punto de descorchar sobre el césped de Son Moix para celebrar el pase a la Champions, el Sevilla marcó al Almería a solo cuarenta segundos de final de la Liga y dejó sin el premio mayor a los Aduriz, Nunes, Ramis, Martí, Borja Valero y demás. Y peor fue que la UEFA, dos meses después, dejara sin licencia a los isleños para disfrutar la competición continental. Manzano, que quedará para siempre como el técnico con el que ha descendido el Mallorca, también está en los anales por ser el que guio a un grupo, liderado por Etoo, Ibagaza y Nadal a conquistar la Copa del Rey en 2003 en Elche ante un Recreativo que no tuvo opciones. Un gran regalo a un año que en la Liga fue muy tranquilo. Justo lo contrario, más allá del drama descomunal que se está viviendo a estas horas.

Ya jugó con fuego hace ahora dos cursos, con Laudrup en el banquillo, cuando se salvó en la última jornada gracias a que el valencianista Aduriz marcó en Riazor y envió al Dépor a Segunda después de que los baleares perdieran ante el Atlético. Un susto que también vivieron en la 2001/2002, tras vencer al Valladolid remontando en la segunda mitad del choque, o la 2004/05, tras remontar once puntos en siete jornadas al Levante. Fue un milagro, como así se recuerda aquella campaña, con Cúper en el banquillo en su segunda etapa.

Estas solo son algunas pinceladas a este trayecto en el que hay otros nombres con los que quedarse. Como el de Güiza, que en la 2007/2008 conquistó el Pichichi, con 27 tantos, en una campaña en la que el Mallorca se quedó a un punto de la UEFA. La realidad de la Segunda todavía debe asumirse, un mazazo del que hay que recuperarse lo antes posible, pero es inevitable recordar que, más allá de su afición, el mayor patrimonio que ha tenido este club en sus 97 años de vida ha sido la Primera División. Y es mejor recuperarla lo antes posible.