No nos equivoquemos. Es el torneo del KO no porque uno de los contendientes queda eliminado, sino porque hasta el espectador más acérrimo termina noqueado.

Si aceptamos partidillo de los jueves como animal de compañía, vale. Un entrenamiento en Riazor como aperitivo al partido del domingo, mucho más serio, importante y me temo que muy diferente en todos los aspectos.

Si se trataba de romper la mala racha o la dinámica de derrotas, el objetivo se cubrió parcialmente. Las lesiones de Uche y Ximo vuelven a complicar la vida de un Caparrós que, en el banquillo, también estuvo más pasota que de costumbre. Pero el Mallorca igualó un duelo equilibrado desde la mediocridad, que sólo admite lecturas individuales.

Sí causó sorpresa la titularidad de Aouate en un torneo menor. Extrañó todavía más que, tras la lesión de Uche, Fontàs abandonara el centro de la zaga en beneficio de Bigas para regresar el centro del campo, el reino de Pina. Cumplió el mallorquín y mejoró ligeramente el exblaugrana, aunque sin deslumbrar. Como tampoco brilló Giovani en su condición de hombre más adelantado, solamente visible en los lanzamientos a balón parado. Interesante aportación la de Arizmendi, por lo menos en cuanto a esfuerzo, entrega y solidaridad. No tanto la de Alfaro, como de costumbre torpe y lento hasta la saciedad.

Más allá de estas conclusiones puntuales y, en cierto modo, incluso superficiales, no hay mucho que destacar salvo el error del portero en el gol gallego y la línea plana del resto del equipo, cumplidor en defensa y nada acertado en el contragolpe que apenas practicó.

Dentro de tres días los locales, con el rojillo Juan Carlos Valerón y los delanteros Riki y Pizzi, seguro que ofrecerá otra cara. La duda es si el Mallorca, con Víctor, Hemed, Nsue y Pereira será muy distinto al de anoche, pero me atrevo a aventurar que no. Puede que el entreno no haya servido en demasía. O sí.