Familias, 12 centros y la UIB piden mantener un plan de inclusión pionero en el Llevant

Hace dos cursos que comenzó a implantarse en el Llevant de Mallorca un modelo de inclusión de los alumnos con discapacidad en colegios ordinarios. Estos alumnos asisten a las clases con sus compañeros y, para hacerlo posible y de forma exitosa, la escuela recibe el acompañamiento del personal especializado del centro de Educación Especial Joan Mesquida de Manacor. Este modelo se aplica hoy en 14 colegios ordinarios, pero tanto los centros como las familias temen por su continuidad ya que, a las puertas del inicio del proceso de admisión, aún no tienen ninguna garantía documental de que Educación le dará cobertura legal el próximo curso.

Para reclamar su continuidad, los colegios afectados han enviado un detallado informe a Educación con una evaluación (hecha según criterios científicos) que muestra los beneficios de este modelo de acompañamiento, para los estudiantes y para los profesionales. El grupo de investigación en Educación Inclusiva y Diversidad de la UIB (GREID) también ha remitido un informe a Conselleria valorando «altamente» la labor realizada por el CEE Joan Mesquida y la experiencia desarrollada con estas escuelas: «Es un modelo ejemplar de educación inclusiva».

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Doce de los centros implicados (Molí d’en Xema, IES Porreres, Inspector Joan Capó, Ses Comes, S’Auba, S’Alzinar, Na Caragol, Mitjà de Mar, Climent Serra i Servera, CC La Salle Manacor, Simó Ballester y Sant Miquel) han querido denunciar públicamente la incertidumbre actual. Sus dudas sobre la continuidad vienen de que ya a mitad de curso la Conselleria hizo un amago de detenerlo en seco, al señalar que no había normativa que permitiese concertar con un centro sin tener los alumnos matriculados.

El modelo se ha estado desarrollando dos cursos bajo el paraguas de una experiencia piloto, pero este curso, tras el cambio de Govern, el actual equipo no llegó a publicar ninguna resolución para darle cobertura (se la habría dado el decreto de inclusión que preparó el anterior Govern, pero el decreto se quedó en el Consell Consultiu antes de las elecciones y el proyecto ha decaído).

Además de ese intento de paralizar el proyecto a mitad de curso (algo que fue frenado finalmente por el conseller Vera), las preocupaciones de los centros se redoblaron al tener constancia de que Educación había preparado un borrador de cara al curso que viene que solo hablaba de educación combinada (modelo que supone que los estudiantes pasan algunos días de la semana en un centro ordinario y el resto en un centro especial).

A los centros no se les ha comunicado nada (no han recibido ni acuse de recibo del informe con la evaluación que enviaron), pero el director general de Personal Docente y Centros Concertados, Ismael Alonso, ha asegurado a este diario que están preparando una resolución que permitirá continuar con el modelo de inclusión que estos cursos se ha desarrollado en el Llevant.

La idea de Alonso es que la resolución salga «en breve» y permita concertar los Centros de Educación Especial con alumnos; a los que hagan educación combinada y también a aquellos que funcionen como Centros de Referencia y SOorte (CRS), como el Joan Mesquida. El modelo podría así extender a más zonas aparte del Llevant.

La experiencia del Joan Mesquida con estos centros ha sido pionera y referente no solo ha nivel autonómico, sino también estatal: profesionales de comunidades como Comunitat Valenciana, Murcia y Cataluña han mostrado su interés en este modelo que, como señalan desde el CEE, es el camino que marcan las resoluciones del Comité sobre los Derechos de las Persona Con Discapacidad de la ONU cuando se habla de inclusión educativa (también es la línea que marca la LOMLOE).

La directora del CEE Joan Mesquida, Marga Patel, y el psicólogo Javier Robles, destacan que parte fundamental de su trabajo es contribuir a «cambiar la mirada de todo el claustro» sobre la inclusión. Dan pautas y acompañan para eliminar barreras y vencer miedos.

Explican que en su centro hace tiempo que están «muy posicionados» con la educación realmente inclusiva (en el aula, con el resto de estudiantes, todos los días y todas las horas) y confirman su preocupación por la falta de noticias.

Detallan que su trabajo se adapta a la realidad de cada centro, aseguran que están en constante «revisión y mejora» y relatan que gracias a ellos las escuelas ven que aunque para la inclusión hacen falta recursos «estos no son la clave» y se pueden mejorar muchas cosas con pautas sencillas e introduciendo cambios de estructura y organización.

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