Lletra menuda: Cuando el sistema hace agua

El agua de sa Costera no es apta para el consumo humano tras episodios de lluvias intensas

El agua de sa Costera no es apta para el consumo humano tras episodios de lluvias intensas / Joan Mora

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Importantes núcleos de población de Mallorca adolecen de exceso de nitratos en sus redes de abastecimiento de agua que la hacen inapta para el consumo humano. La mayoría de ellas sufren pérdidas en unos porcentajes que se vuelven escandalosos en tiempos de sequía y de acelerado crecimiento demográfico. La prealerta por escasez se ha vuelto una amenaza cada vez más próxima.

Ante tantas grietas de tan reseco panorama, la interconexión de redes, su incremento y reparación y un consumo racional y responsable se vuelven las únicas medidas posibles. Es sabido, se anuncian una y otra vez, pero los avances van mucho más lentos que los procesos de deterioro. La última gran muestra está en sa Costera. En la primera década de este siglo parecía el gran grifo capaz de saciar la sed de una Mallorca mal avenida con los límites necesarios en un territorio insular. Quizás por eso también está aquejada por un envejecimiento prematuro que hoy conocemos. Ya no podemos beber de una Costera incapaz de infiltrar agua de calidad a s’Estremera. Las aguas torrenciales, cada vez más frecuentes, vierten exceso de material sólido en suspensión en el gran manantial de Tramuntana. Hay que estudiar lo ocurrido, evaluarlo y reparar en consecuencia. Mientras, la demanda de agua sigue creciendo y los acuíferos están lejos de poder reponer sus aportaciones.

El hecho es que la inundación administrativa de la lentitud, paralizada todavía por una previsión insuficiente, lo invade todo. Y en esas estamos. Hoy buscando equilibrios químicos entre el agua infiltrada y el agua almacenada de sa Costera. Mañana luchando contra los nitratos y el otro persiguiendo o peor aún, negando fugas. Son los modos con los que el sistema hace agua.

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