Lletra menuda: Las políticas de las playas

Playa.

Playa. / Sebastià Sansó

Llorenç Riera

Llorenç Riera

La playa es sensible y un recurso inagotable en el que todo confluye. En estas condiciones hubiera sido poco menos que un milagro que la política, oportunista ella, prescindiera del litoral para librar sus disputas antes que su concurrencia de oportunidades de solución.

Es un poco superficial limitar el éxito o fracaso de la temporada turística a la disposición de servicios playeros porque el monocultivo industrial de la isla da para mucho más y está atado a mayores complejidades. Pero en Pollença lo hacen, por lo menos en términos políticos.

Tots per Pollença-El Pi lanza la voz de alarma porque a estas alturas no se vislumbra equiparación de servicios en las playas del municipio, una carencia que achaca directamente a la falta de planificación del actual equipo de gobierno. El alcalde March responde que ellos lo hacían peor y asegura que todo estará en condiciones a la hora de la verdad aunque sea «con una licitación condicionada». O sea, que gobierno y oposición municipal han entrado en disputa para determinar quién ha presentado peor la documentación para obtener las correspondientes autorizaciones de Demarcación de Costas.

El camino escogido resulta discutible. No se transmite un buen mensaje ni al turista ocasional ni al residente usuario de unas playas que son para todos y que ofrecen mejores oportunidades de ocio si están bien equipadas .

Ahora es en Pollença, pero estas disfunciones administrativas con la explotación del litoral se han vuelto una constante en Mallorca. Se responde tarde y mal y se planifica poco o se consolidan excesos y vicios adquiridos, lo cual acaba creando inseguridades tanto empresariales como cívicas. La política debería tender a corregir estas disfunciones en vez de recrearse sobre ellas.

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