Patrimonio histórico

Los secretos del Palau de Sineu

El obispado deMallorca desarrolla un ambicioso proyecto de restauración e inventariado del rico patrimonio etnológico del edificio histórico levantado por el Rei Jaume II en el siglo XIV y que ejerció de convento de monjas entre 1583 y 2016

VÍDEO | Los secretos del Palau de Sineu: el Obispado de Mallorca desarrolla un ambicioso proyecto de restauración del edificio histórico

Redacción

Redacción

«El edificio del Palau de Sineu se ha tratado como si fuese una excavación arqueológica con el objetivo de salvar la memoria de las monjas que residieron aquí durante 400 años». Francesc Vicens, vicario episcopal para el patrimonio histórico y cultural, resumía este jueves de esta forma el proceso de mantenimiento, restauración metódica e inventariado del importante patrimonio historicoartístico y etnográfico que se conserva en el antiguo complejo religioso. Se trata de un ambicioso proyecto iniciado en 2021 por el obispado de Mallorca para evitar la degradación del edificio levantado por el Rei Jaume II en 1309 y reconvertido en convento de las monjas concepcionistas franciscanas de clausura en 1583, uso que se mantuvo hasta la marcha de las últimas religiosas en el pasado año 2016.

Desde hace días, operarios del obispado trabajan en las dependencias visitables del enorme edificio histórico de Sineu para preparar las visitas guiadas que se han organizado para los días 22, 25 y 29 con motivo de la festividad de Sant Marc, patrón de Sineu. Todas las plazas están agotadas desde hace días, por lo que se tratará de «abrir el Palau más días» para que «nadie se quede sin verlo», según Vicens. Hay mucha expectación en el municipio del Pla para conocer los entresijos de un edificio que no todos los ‘sineuers’ conocen por dentro y del que históricamente sólo han podido ver los altos muros exteriores. Este secretismo alrededor de la vida intramuros ha alimentado todo tipo de leyendas desde tiempos inmemoriales.

Este jueves, el obispado ha invitado a los medios de comunicación para mostrar el trabajo que se desarrolla en el antiguo convento, un anticipo de lo que verán los pocos afortunados que podrán visitarlo estos tres días. «El convento se levantó sobre las ruinas del palacio que ejerció de residencia real durante unos 100 años y del que quedan pocos vestigios originales, solo aquellos que pudieron ser aprovechados por las monjas porque eran una comunidad pobre», explica Vicens, que define a las religiosas como «mujeres empoderadas que ejercían su vocación con autonomía y ayudaban al pueblo cuando hacía falta». A medida que la comunidad se iba reduciendo, iban cerrando dependencias del edificio que han quedado «congeladas» en el tiempo, lo que facilita su estudio desde el punto de vista histórico y permite indagar en el «día a día» de las religiosas, centrado en los rezos diarios y, «entre y entre», en otras actividades como la costura, el cultivo del huerto y la elaboración de productos de repostería.

Sandra Rebassa, técnica de gestión del patrimonio del obispado, ha detallado las diferentes fases del plan de conservación y los problemas que han aparecido sobre la marcha, como una importante plaga de termitas que obliga a mantener diversas dependencias totalmente cerradas para evitar su dispersión. 

Los vecinos tendrán la oportunidad de ver los diferentes patios del gigantesco complejo religioso, los jardines, el huerto, la sala capitular, la torre del homenaje, el refectorio o los laberínticos pasillos que conducen a las celdas. 

Es una gran oportunidad para ello, porque el obispado sigue buscando una nueva comunidad religiosa que devuelva la vida contemplativa al Palau de Sineu tras varios intentos fallidos. «No es fácil», admite el vicario episcopal, «pero los edificios deben servir para lo que fueron creados».