Lletra Menuda | Una visión muy limitada
Felanitx necesita con urgencia un oftalmólogo municipal. Los problemas de visión confirmados en la casa consistorial llevan a la preocupación local y van camino de ser objeto de atención en toda la isla. Si el Ayuntamiento no acude al oculista, quien acabará tropezando sobre el paisaje y el entorno urbanístico será, sin duda, toda la colectividad. En esas estamos.
Nadie de La Sala vio el descomunal vertedero de plásticos hasta que Greenpeace lo denunció. Lo mismo ha ocurrido con determinadas canteras o los excesos motorizados en la costa. El ángulo de visión municipal es residual hasta el extremo de impedir observar una casa de aperos transformada en chalet de dos plantas. Un día, con la posibilidad legal de demolición prescrita, el celador municipal pasó por allí, una zona rural protegida, y comenzaron a moverse papeles. Fue en vano, quizás no precisamente para corregir la irregularidad, sino para cubrir un trámite que impidiera la acusación de inacción. Fue una práctica estéril en sentido práctico.
Que los problemas de visión se extienden ya más allá de la casa consistorial lo certifica, como critica ahora la sentencia judicial, el hecho de que el Consell no recurriera en su día el archivo del expediente. O que, dado que la primera palada de cemento se puso en 1986 y la propiedad siguió con la suya cuando se denegó el permiso de obra mayor, tampoco nadie hiciera valer de forma más contundente los postulados de la Ley de Espacios Naturales de 1991. El chalet queda libre, indultado de demolición, a pleno disfrute de la propiedad. También es un severo monumento a la inercia contraproducente y a la pasividad interesada.
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