«No hay disciplina de voto. Siempre todo el mundo vota lo que quiere, incluso en mi partido. Aquello de quien se mueve, no sale en la foto es cosa de otros partidos». Son palabras de Joan Monjo, el alcalde de Santa Margalida que en el pleno del jueves presentó una moción de urgencia en relación a la piscina climatizada de Can Picafort que no salió adelante porque tres de sus socios de gobierno se abstuvieron mientras otro popular sí votó a favor. Precisamente, el popular Martí Torres dejó claro que hay libertad de voto pero puntualizó que su abstención respondía a que desde su punto de vista no se puede hacer una piscina en una zona verde sin tener la recalificación aprobada de forma definitiva. Esta es la pura explicación. De hecho, el propio Martí Torres salió al paso de las críticas de la oposición en que los socialistas criticaban que se había roto «la disciplina de voto» y que en seis años se rompía la unanimidad de voto dentro del equipo de gobierno». De hecho, corrigió las críticas asegurando que no era la primera vez que ocurría, en concreto, era la segunda.

En este caso, el alcalde Joan Monjo tampoco dio mucha importancia al tema porque el pleno dio luz verde a la propuesta de alcaldía de aprobar inicialmente la modificación puntual de las Normas Subsidiarias que consiste en el reajuste, por razones funcionales de la zona deportiva de Can Picafort y la zona verde adyacente. «Se tiene que hacer una piscina cubierta. Se ha hecho el proyecto y se está haciendo el replanteo. Se trata de una zona de unos 35.000-40.000 metros cuadrados, donde 10.000 son de zona verde pero es una zona verde que aparece como tal en las normas subsidiarias pero en realidad es una zona muy degradada». El alcalde considera que la piscina está demasiado cerca del campo de fútbol, por ello, planteó una modificación de normas para reconvertir parte de la zona verde en zona deportiva y, en otro punto, pasar la zona deportiva con pinos a zona verde. Esta propuesta salió adelante con los votos del equipo de gobierno. Después, el primer edil elevó a pleno una moción de urgente en el sentido de que «se autorizara empezar las obras [el Consell no vé ningún inconveniente en cambiar la calificación] invadiendo lo que en aquellos momentos es zona verde pero que en unos cuatro meses será zona deportiva». Fue esta moción que no salió adelante. Así, las cosas Monjo avanza que este mes de diciembre empezarán las obras pero «sin invadir la zona verde» en cuestión. «Desde mi punto de vista era la mejor solución pero la mejor solución no se hará», zanjó. La piscina cubierta tiene un coste de 1,9 millones y estará lista en 2023.