El restaurante Es Cruce prepara su tradicional receta de caracoles para celebrar la festividad de Sant Marc. Después de permanecer cerrado el año pasado y esta edición estar marcada por la restricciones de la covid-19, hace una apuesta clara para la gente que se los quiera llevar para comer en casa. Si en 2019 se sirvieron cinco toneladas de este plato, para este año de pandemia, la previsión es menor y ronda los tres mil kilos. Y es que con la reducción de aforo, las previsiones para este año es que se reduzca la consumición en el restaurante considerablemente. 

Si en 2019 en el interior del local se sirvieron 1.500 raciones, para 2021 se calcula que se podrían servir unos seiscientos platos. Para garantizar al cliente que acuda al local, que se podrá llevar el plato cocinado, o si el aforo lo permite comerlo allí mismo, durante el fin de semana, se cocinaran 24 horas al día en tres turnos diferentes y prácticamente sin parar mientras haya demanda. 

Tres toneladas. Se cocinarán dentro de ollas preparadas para albergar unos 70 kilos. Todos cocinados con la receta tradicional de la abuela, la misma que viene haciéndose desde que el local abrió sus puertas para atender a la clientela, hace medio siglo. 

Las cocinas de Es Cruce estarán en marcha las 24 horas del día para cocinar los caracoles

Según explica su propietario, Guillem Garí, el secreto está en que el caracol se cocine con un buen acompañamiento. Es decir, mucha variedad de carne y la típicas hierbas aromáticas. «Tiene que haber variedad de todo», sentencia. Los caracoles que se sirven están criados en Lorca, Murcia, desde donde se los envían listos para cocinar. Una vez llegan al restaurante se inicia el proceso de limpieza y se hierven, para luego terminar de cocinarlos. Si en un fin de semana, el de Sant Marc, se han llegado a despachar hasta cinco toneladas de caracoles, durante toda una semana normal del calendario el restaurante puede llegar a servir una tonelada. Y es que la devoción que hay en Mallorca por consumir este plato cada 25 de abril es muy grande. A ello hay añadir que, según la sabiduría popular, es un preludio para tener buena salud el resto del año. Así lo recuerda el refranero: Qui menja caragols per Sant Marc, gaudeix de bona salut de franc. Qui menja caragols per Sant Marc, no sera tocat. 

Quienes acudan a Es Cruce para cumplir con la tradición, verán reducido considerablemente el aforo, ya que solo se limita a exteriores. Una panorámica que dista mucho de aquellas imágenes del local repleto, con grandes colas de gente que espera para poder acceder a comer en el interior. 

Este Sant Marc será de aforo muy reducido, pero seguramente aún habrá alguna que otra cola para recoger raciones para llevar a casa. Su propietario asegura que hay cosas que la pandemia ha traído y que han llegado para quedarse, la reducción del aforo seguramente será una de ellas. «Durante la pandemia, hemos tenido que retirar unas 80 mesas para cumplir con la normativa, al regresar a la normalidad, seguramente solo se recuperaran unas 30», vaticina, ya que el cliente también agradece la amplitud en el local. De momento lo que sí tiene asegurado la clientela es poder cumplir con la tradición. Este domingo de Sant Marc se servirán raciones de caracoles desde las 7 de la mañana. No se precisa reserva. «Habrá para todos . Estará listo para que el cliente no tenga que esperar», avanza.