El estado de alarma y el consecuente confinamiento obligatorio no acabará con las tradiciones más arraigadas de Mallorca. La Semana Santa está a la vuelta de la esquina y, aunque este año vendrá sin procesiones ni actos religiosos multitudinarios, la crisis sanitaria y económica no afectará a la costumbre de elaborar las tradicionales panades ni de degustar una suculenta porcella en la mayoría de domicilios mallorquines.

Consciente de ello, la Cooperativa Pagesa de Pollença ha puesto en marcha este año un servicio de entrega a domicilio de cordero y cochinillos mallorquines para cubrir la elevada demanda existente en esta época y para adaptarse a la actual situación, ya que parte de los clientes habituales de la cooperativa han tenido que cerrar por el decreto del estado de alarma. Las circunstancias actuales han obligado al colectivo agrícola a tender puentes directos con los clientes para comercializar la carne que producen sus socios, reconocida por su calidad.

Numerosas peticiones

La cooperativa se ha visto desbordada por las numerosas peticiones recibidas por parte de los clientes pollencins, que han encargado de forma masiva la carne que comercializa el colectivo de agricultores.

A pesar de que la campaña de venta a domicilio se centrará únicamente en Pollença por cuestiones logísticas, los miembros de la cooperativa van "saturados de trabajo", según confiesa el gerente Francisco Úbeda. Explica que habitualmente la cooperativa vende el género al por mayor, pero la actual situación ha provocado que la venta de carne a los restaurantes y hoteles haya "caído en picado" porque estos establecimientos están cerrados, por lo que la cooperativa payesa "ha improvisado la venta a domicilio", un sistema que está demostrando ser muy eficaz.

Durante la pasada semana "se cubrieron todas las expectativas". La cooperativa comercializó veinte cochinillos y cuarenta corderos que serán repartidos a domicilio entre el miércoles y el jueves de esta semana entrante con el camión frigorífico del que dispone la asociación agrícola. Se han tramitado unos sesenta pedidos.

El precio de las porcelles, con pesos que oscilan entre los 5 y los 9 kilos, es de unos 55 euros la unidad, mientras que los corderos, de entre 8 y 11 kilos de peso, es de 40 euros la media unidad y de 75 euros si se compra entero. Según el gerente, "son precios muy razonables, ya que estamos en tiempos de crisis y no hay alegría económica".

Precios justos

Úbeda añade que son precios justos porque "no hay intermediarios", por lo que tampoco se aplica un sobrecoste que normalmente acaba pagando el consumidor. Evidentemente, también se intenta que los payeses "cobren un precio digno".

La cooperativa podría comercializar más género del que despacha porque hay oferta y demanda suficientes, pero "el problema es que se tiene que servir", explica el gerente. "Cada entrega tarda entre quince y veinte minutos, y se trata de un producto perecedero que debe entregarse a tiempo", añade. Las limitaciones logísticas del colectivo impiden que las ventas sean aún mayores entre los vecinos de Pollença.

Hasta la fecha, la cooperativa payesa de Pollença, que empezó su actividad comercial hace unos veinte años, no había realizado venta a domicilio directamente a los clientes. El sistema utilizado hasta ahora era la venta al por mayor a diversas carnicerías y restaurantes de Pollença.

Ahora, tras ver el éxito cosechado con este nuevo método de venta, obligado por las circunstancias, los aproximadamente noventa ganaderos que forman parte de la cooperativa se replantearán la continuidad de este tipo de comercialización. "Es una nueva puerta que se ha abierto", afirma Francisco Úbeda.