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Geología

Cuando la tierra se mueve

La actividad sísmica en la isla es baja, pero Mallorca no está exenta de otros riesgos geológicos como los deslizamientos y los desprendimientos de rocas

Desprendimiento de rocas en la arteria que une Andratx y Estellencs, en el año 2010. d. m.

El paisaje, cualquier paisaje, parece una foto fija. Una imagen que siempre ha estado y que siempre estará ahí. Uno mira una montaña y la asocia a algo inmutable, algo que nunca cambiará.

Nadie cree que una postal se pueda mover.

El único factor de cambio en el paisaje que se admite comúnmente es la mano del hombre y su actividad constructora.

Pero, sí, la tierra sobre la que ponemos nuestros pies se mueve. Y así se demostró una vez más esta semana en el Pla de Mallorca, que sufrió un terremoto de baja intensidad de 2,1 en la escala Richter. Además, el litoral se erosiona. De las montañas caen grandes rocas. En definitiva, los riesgos geológicos existen y pueden cambiar la fisonomía de todo un pueblo.

En el registro histórico de los movimientos geológicos de Mallorca hay varios ejemplos de ello. En 1721, por ejemplo, un enorme deslizamiento en Biniarroi (Mancor de la Vall) afectó a 300.000 metros cuadrados y transformó el aspecto del valle.

Es un caso que ha estudiado Rosa María Mateos, que es doctora en Ciencias Geológicas y que fue jefa de la oficina de proyectos en Balears del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Mateos ha realizado varios trabajos sobre riesgos geológicos en Balears.

En el caso de Mancor de la Vall, recuerda que el deslizamiento afectó a unos 300.000 metros cuadrados de tierras de labor, "modificando totalmente la topografía y el paisaje original del valle".

Quedan varios testimonios escritos de lo que sucedió ese 24 de marzo de 1721, cuando el agua empezó a brotar del suelo de forma totalmente inusual.

"Salió del interior de la tierra una gran cantidad de agua, hasta el extremo de formar un lago de grandes proporciones. Y, momentos después, la tierra se tragó completamente aquella gran cantidad de agua. Aquella misma tarde y en el mismo sitio, pero en una parte más inferior, salió otra cantidad de agua, en tal abundancia que amenazaba con inundar gran porción de terreno; pero, momentos después, la tierra se tragó aquella gran cantidad de agua, como en el caso anterior", atestiguó el párroco Bernardino Mateu en 1914, una fuente citada por Mateos en un artículo publicado en la Revista de la Sociedad Geológica de España.

Derrumbe de bancales

El relato del párroco reconstruyendo los hechos de aquel día de 1721 prosigue: "Al amanecer del día siguiente, se vio que la tierra estaba en movimiento, que se deslizaba por la montaña y a veces se amontonaba como el agua hirviendo, y que en este temible movimiento los árboles se arrancaban, las peñas se movían de sus asientos y los bancales se derrumbaban estrepitosamente. Todavía se ven en el sitio indicado señales inequívocas de aquel horrible fenómeno".

Abundancia de lluvias

En éste y otros casos de deslizamientos, como el que también sufrió es Marroigs en Fornalutx en 1924, que destruyó una superficie de olivar de 150.000 metros cuadrados -como recuerda Mateos-, uno de los principales factores desencadenantes suelen ser las lluvias. Los deslizamientos, según apuntan los expertos, afectan sobre todo a los materiales más blandos (arcillas con yeso, por ejemplo).

Cuando el cielo descarga con fuerza y llueve durante días y días, la lengua de tierra se desliza causando fenómenos impactantes como el que, a principios de 2010, afectó a la localidad italiana de San Fratello. El terreno se movió como si fuese una ola de mar.

Pero no hay que irse tan lejos en la historia para encontrar ejemplos de que la tierra se mueve. Ahí está el terremoto de baja intensidad ocurrido esta semana de madrugada en el Pla de Mallorca, de 2,1 en la escala de Richter. "Fue como un estruendo, un boom, aseguraron los vecinos, que oyeron un estrépito. No fue ni de lejos el peor seísmo de la historia de Mallorca, una isla en la que, en todo caso, la actividad sísmica "es mucho menor que otras áreas mediterráneas del país, como Murcia, Almería o Alicante", apunta Mateos.

El gran terremoto

El principal seísmo del que se tiene constancia ocurrió en 1851, que causó graves daños a la Catedral y a otros edificios singulares de Palma. En ocasiones, esos terremotos han provocado tsunamis, como el que en 2003 tuvo su epicentro en Argelia alcanzando las costas de Mallorca con grandes olas afectando a numerosos puertos de la isla.

Más frecuentes en Mallorca son los desprendimientos de piedras, especialmente en la Serra de Tramuntana, que constituyen otro de los principales riesgos geológicos. En este caso, la humedad constituye también un factor desencadenante.

Esa humedad afecta especialmente a las rocas calizas, que presentan grietas, fallas. Cuando la lluvia se filtra en su interior en abundancia y hay bajas temperaturas, el agua del interior se congela y hace que la roca estalle. Y esa desintegración provoca el desprendimiento de las rocas.

El último episodio se registró el pasado mes de diciembre, cuando un desprendimiento en la carretera que une Sóllerobligó a cerrarla al tráfico. En ese momento, se apuntaron como causas las abundantes lluvias precedentes y el intenso tráfico de camiones.

La carretera Ma-10 que conecta toda la Serra ha sido escenario recurrente de este fenómeno, especialmente en el tramo entre Andratx y AndratxEstellencs, donde en los últimos años las caídas de rocas de grandes dimensiones han provocado el corte de la vía.

Terremotos en Mallorca

En los últimos tres siglos se han registrado entre 60 y 70 terremotos en Mallorca, todos ellos de alcance reducido, según informaba esta semana el jefe de la Unidad Territorial del Instituto Geológico y Minero de España, Pedro Robledo, quien recordó que uno de los que causó mayor impacto fue el de 2003, que fue de 7 en la escala de Richter aunque su epicentro se situó en Argelia. El seísmo de esta semana fue de baja intensidad, aunque los vecinos que sí se desvelaron por el temblor contaron que fue como "una explosión". "He oído como un estruendo, como un boom, y el techo ha vibrado", manifestaba uno de ellos.

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