La última sesión de limpieza del cementerio viejo de Binissalem, llevada a cabo por un grupo de voluntarios de la asociación ecologista Gadma, volvió a dejar a la vista el estado precario en que se encuentra el antiguo camposanto. En esta ocasión, el grupo de voluntarios se encontró con un nicho lleno de escombros, los cuales, según creen, fueron depositados allí durante el periodo de restauración de la capilla, entre los años 2006 y 2007. Los escombros han acabado estropeando algunas de las tumbas de ese nicho, dejando al descubierto restos de varios de los difuntos allí enterrados. Ante esa mala imagen, todo apunta a que el Ayuntamiento tiene decidido retomar las obras de mejora del lugar gracias a la subvención concedida, recientemente, por el Govern balear con el objetivo final de instaurar ahí un centro de interpretación de la muerte. Con parte del origen de la historia del pueblo en su entorno, el cementerio viejo de Binissalem está datado hacia el año 1230. Fue clausurado en 1369, siendo trasladados a la actual plaza tanto la pequeña iglesia allí ubicada como el mismo cementerio, y de nuevo volvió a la actividad funeraria a partir del siglo XVIII, cuando fueron prohibidos los enterramientos dentro del núcleo urbano. El camposanto cerraba definitivamente sus puertas en el año 1954, cuando ya se disponía del nuevo y actual cementerio municipal.