Un grupo de excursionistas comunicó ayer el hallazgo de los restos mortales de un calderón o ballena piloto de unos dos metros de longitud en Cala Estremer, una playa ubicada en el municipio de Pollença a la que solo puede llegarse andando.

Los restos del cetáceo se encontraban sobre las piedras de la playa. Según explican, el animal presenta signos de haber recibido mordeduras en la cola y en la aleta. Todo indica que la muerte del calderón se produjo hace unos días por el mal olor que desprende el cuerpo. Los autores del hallazgo avisaron al 112 y estaba prevista la visita de una patrulla para analizar los restos de la ballena.

Los excursionistas también lamentaron que junto al cadáver del cetáceo hubiera "muchas botellas de plástico" que fueron arrastradas por el mar.

Se trata del segundo hallazgo de un cetáceo muerto en las costas mallorquinas en menos de quince días. A finales del pasado mes de enero, una ballena de gran tamaño quedó varada en la playa de Cala Millor después de llegar enferma. Los técnicos de Palma Aquarium no pudieron salvarla.