Ahora que tanto se habla y se polemiza sobre el exceso o no de plazas hoteleras y arrendamientos turísticos que saturan nuestra isla, despierta la curiosidad hacer un repaso por sa Pobla, para comprobar cuál fue el pasado y cuál es el presente que ha vivido y vive esta villa agrícola en cuanto a establecimientos de hospedaje o alojamiento turístico, o no precisamente turístico.

Un retorno al pasado siglo, a través de los programas de las fiestas populares de Sant Jaume, ofrece la posibilidad de saber cómo eran aquellas fiestas de antaño, los actos lúdicos que se celebraban, las historias que en sus artículos se contaban, así como también los productos y servicios que se publicitaban en aquellos folletos anunciadores de los festejos.

Precisamente en el programa de las Fiestas Populares de San Jaime de 1918, conocido en Mallorca como " s'any des grip", se publicaba un artículo, sin firma, en el que se describía cómo era "La Puebla" de ahora hace un siglo, hablando de su configuración urbana y arquitectónica, censo de población (7.092 habitantes), comunicaciones con la capital y otras poblaciones a través del tren y diligencias, de su economía de s'Albufera, del cultivo de arroz y la fábrica de papel. Y cierra el artículo con la siguiente información: "En la actualidad existen seis fondas donde pueden pernoctar", citando, así, el nombre de los establecimientos de hospedaje: fonda del Ferrocarril-Bernardino Campins, fonda de Europa de Sebastián Franch, fonda del Comercio-Magín Ramis, fonda C'an Reala, fonda de Europa de Antonio Sureda y fonda de Mateo Reinés, antes Ca'n Mandilego.

Atractivos eslóganes

Aquellas fondas que se ofrecían a los visitantes adornaban sus anuncios con atractivas frases para destacar sus servicios, tales como: "Luz eléctrica y cuarto de baño", "servicio al cubierto y a la carta", "limpieza y economía", "habitaciones ventiladas", "servicio de carruajes de alquiler". Entre los eslógans publicitarios, llama la atención el de la fonda de Europa de Antonio Sureda Turicano, que decía. "¡No confundan la casa!", una advertencia motivada por la existencia, como queda dicho, de otra fonda de Europa, la de Sebastián Franch Patena, situada a pocos metros de la primera.

La fonda de Can Patena, la única todavía en ejercicio, se anunciaba como "Horno-panadería y Fonda Europa de Sebastián Franch. Hospedaje económico. Buen trato y limpieza. Electricidad en todas las habitaciones. La casa preferida por los viajeros." El publicitar la existencia de electricidad en las habitaciones tiene fácil explicación si tenemos en cuenta que el fluido eléctrico fue inaugurado en sa Pobla el 24 de julio de 1912. O sea, hacía tan solo seis años de aquel programa de 1918 y había hogares y establecimientos públicos que todavía no lo habían instalado.

Cobijo para viajantes

Normalmente buscaban cobijo en aquellas fondas los siguientes colectivos: representantes de casas comerciales de Palma, funcionarios destinados a sa Pobla, futbolistas peninsulares fichados por el Poblense, artistas y trabajadores temporeros en labores agrícolas o industriales venidos de fuera. Y en la del Ferrocarril, además de la citada clientela, se alojaban los maquinistas y ayudantes del último tren con llegada y pernocta en la estación, que sería el primero que saldría a primera hora de la mañana del día siguiente.

A principios de los años cuarenta, una nueva fonda abrió sus puertas en el actual número 14 de la calle Mercat, un edificio de cuatro plantas que aún conserva su primitiva estructura. Se le puso el nombre de Hotel Alomar, el mismo nombre del que fue primer establecimiento hotelero en Can Picafort, construido por el sineuer Francisco Alomar, abierto el año 1934.

Además de su clientela habitual, allí se alojaron militares pertenecientes a las tropas de Infantería y Artillería con plaza en sa Pobla los primeros años de posguerra. Años después, pasó a regir aquel establecimiento, con el nombre de Posada Vialfás, Antonio Riera Sansó, un acreditado restaurador manacorí, que a su vez regentó el prestigioso restaurante bar Can Riera de sa Pobla.

Fonda Europa, más que centenaria. De aquellas seis primitivas fondas, solamente una mantiene su servicio como tal y también como restaurante. Se trata de la Fonda Europa de "Can Patena", emplazada en el mismo edificio de la calle Misteri, 3 desde el año 1908 en que abrió sus puertas, regentada por la familia Franch, descendientes de su fundador, hasta el año 2009 en que se jubiló su actual propietario Guillem Sans Franch, que junto con su esposa Margalida estuvieron al frente del establecimiento. Según certificación de la conselleria de Turismo del Govern, que enseña Guillem Sans, el establecimiento fue abierto el año 1908, y tiene una capacidad de 8 unidades de alojamiento y 11 plazas".

15 euros por noche

Actualmente gestiona la fonda Europa, desde hace ocho años, en calidad de inquilino, Josep Alorda, que comenta que la misma acoge una ocupación media de cinco a seis huéspedes por día en sus seis habitaciones individuales y una doble, con ducha y baño comunitario. El precio de la habitación es de 15 euros por noche o de 300 euros al mes para los residentes de larga estancia. Según Pep Alorda, "hay clientes que llevan 20 años viniendo cada año, como algunos podadores o especialistas en otros trabajos que requieren quedarse una temporada en la zona". También paran algunos turistas y ciclistas que recorren distintas rutas de Mallorca. Las habitaciones están situadas en la segunda planta del edificio y en la primera se encuentran la cocina y un amplio comedor del restaurante abierto al público especializado en cocina típica poblera y mallorquina.