"Este centro permanecerá cerrado durante los meses de diciembre y enero". Es lo que informa un cartel exhibido en la entrada al Centro de Visitantes de ses Salines, también llamado centro de interpretación del parque nacional del archipiélago de Cabrera o, popularmente, el acuario o la pecera. Un año más se constata que el caro equipamiento -inaugurado con retraso en julio de 2008 y con un coste de alrededor de 21 millones de euros, aproximadamente el triple de lo previsto inicialmente- no contribuye a la ansiada desestacionalización turística. La cifra de visitantes dista mucho de ser la deseada y a fin de impulsarlo, ayuntamiento de ses Salines y conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Govern tienen en mente toda una serie de iniciativas.
La directora general de Espais Naturals i Biodiversitat, Caterina Amengual, afirma: "Es la intención de este equipo potenciar el centro de interpretación realizando una apuesta por la información y comunicación adecuada y veraz. Actualmente no se dispone ni de los nombres de las especies marinas que hay en el acuario. Se quiere también introducir un gran mapa de Cabrera con los valores naturales del parque y los usos permitidos". Según ella, el hecho que permanezca cerrado dos meses no ha de suponer por ahora un inconveniente, sino que es "con la voluntad de que en el futuro pueda mejorar".
Cabe recordar que Madrid auguró una estimación anual de visitantes de 500.000. En los primeros años la entrada era gratis y el número de visitantes fue considerable (gráfico superior). No obstante, la implantación de tarifas en junio de 2012 se tradujo en un espectacular descenso. Este 2015 se prevé que hayan entrado en el recinto unos 30.000.
Los residentes adultos de Balears para entrar tienen que pagar 4 euros, mientras que los niños de entre 3 y 12 años, 3. Los bebés de 0-3, gratis. La tarifa general (no residentes en Balears) sube hasta los 8, la mitad si tienen entre 3 y 12 años. En la web cvcabrera.es se divulgan los atractivos principales.
En mayo de 2013 la empresa Tragsa (que desde el comienzo ha estado vinculada al centro) tomó las riendas de la gestión integral. Debe encargarse hasta 2016 inclusive, si bien el contrato es prorrogable por dos años más. Uno de los objetivos es el de sumar a partir de 50.000 visitantes al año.
El gran mural artístico, La espiral del tiempo, obra de Miguel Mansanet, falta también por publicitar internacionalmente. Ocupa unos 500 m2, con descenso en rampa de 128 metros lineales, único en el mundo por su forma circular. Lleno de secretos, anécdotas e historias.
Cambios, recortes y múltiples asignaturas pendientes
El recinto ha sufrido vaivenes que le han afectado de forma grave. No obstante, por ahora se descarta la clausura.
El acuario colonier ha sufrido cambios de horarios y de tarifas; supresión de servicios y espacios; recorte de personal -la crisis también obligó a realizar ‘ajustes’-; falta de publicidad, etc. Cuenta con 18 acuarios (entre 3.000 y 225.000 litros) y suma unos 5.000 ejemplares de fauna y flora del Mediterráneo. Hasta unas 200 especies de peces e invertebrados.
El coordinador técnico, Carlos Andray, admite que hay una serie de cosas por mejorar, como la difusión, la divulgación y los contenidos interpretativos.
En el recuerdo la cifra récord de 109.814 visitantes en 2011. Sin embargo en las últimas temporadas se constata cierto incremento y el conjunto de iniciativas a desarrollar para impulsar el complejo invitan al optimismo. Se fomentarán las visitas de los centros educativos (2 euros por alumno) así como las actividades alternativas. Paralelamente se destacan la zona ajardinada y recreativa y la tienda y bar con terraza.
Una de las experiencias satisfactorias fue la de aprovechar las instalaciones para la proyección de películas. La oferta de CineCiutat brindó interesantes programaciones en verano, en versión original y subtituladas. Por ello se pretende reanudar las proyecciones en la temporada turística de 2016.
Otra asignatura pendiente, propuesta tanto por parte de empresarios como instituciones, es la de organizar excursiones turísticas, con visitas a parte de a Cabrera, al acuario y Botanicactus, entre otros sitios surgerentes del Migjorn, como las salineras, patrimonio arquitectónico diverso y puntos gastronómicos reconocidos.
En la actualidad apenas trabajan habitualmente en el acuario ocho personas. Otros trabajadores son a través de subcontratas: mantenimiento-limpieza, control ascensores, sistemas de climatización y antiincendio, etc.
El controvertido y muy caro equipamiento (junto a la playa del puerto, calle Gabriel Roca) fue impulsado por el expresident y exministro Jaume Matas, cuyo apartamento de verano se ubica precisamente a dos pasos de la entrada al acuario.
