Tras dejar sin efecto, en el pleno del pasado lunes, los títulos de honor concedidos al dictador Francisco Franco y al coronel Luis García Ruíz, en el municipio de Manacor los partidos políticos con representación en el consistorio coinciden en que queda como asignatura pendiente cambiar los nombres de carácter bélico reflejados en placas de más de una veintena de calles y plazas. El acuerdo tomado por la corporación a propuesta de PSM+Esquerra+Verds supone en consecuencia que Manacor confirma su intención de desprenderse de su pasado bélico y de hacer con ello una manifestación a favor de la memoria histórica y de la normalización democrática.

Consultado ayer, el escritor y colaborador de este periódico Toni Tugores –autor entre otras publicaciones de los libros La guerra a casa y La història robada, editados por Documenta Balear–, aplaudió la decisión del consistorio manacorí. "Manacor se distinguió desgraciadamente en 1936 por la represión, y ahora destaca por llevar a cabo iniciativas en sentido opuesto, que pueden contribuir a hacer más justicia", señaló.

El hecho de que Franco y García hayan dejado de ser hijos adoptivos merece recordar cómo transcurrieron las cosas.

El 6 de noviembre de 1936 el gobernador civil, Mateu Torres Bestard, destituyó al capitán Jaume Jaume Rosselló de la alcaldía de Manacor, poniendo a Tomeu Rosselló Amer en el cargo. Siendo alcalde este último, el 21 de diciembre de 1936 él y los regidores Pascual, Grimalt y Llull nombraron hijo adoptivo de Manacor y predilecto de España al Generalísimo don Francisco Franco Bahamonde, y en el mismo pleno, "habida cuenta de la brillante y acertada actuación del coronel don Luis García Ruíz dirigiendo las operaciones que dieron por resultado la huida de las hordas marxistas del suelo mallorquín", se ensalzó también como hijo adoptivo a García, quien en 1939 fue declarado además hijo adoptivo de Mallorca y se le dedicó hasta 1979 la plaza conocida ahora como Porta des Camp.

Luis García López (Málaga, 1877-Palma, 1949), cuando estalló el movimiento era teniente coronel de ingenieros, y al ser uno de los que estaban compinchados en el golpe de Estado desde meses atrás, fue puesto como gobernador civil en Mallorca por el general Goded, quien se dirigió el 19 de julio a Barcelona y dejó a sus hombres en puntos clave. En la costa del Llevant de la isla, sobresale el famoso desembarco del 16 de agosto en sa Punta de n’Amer, por parte de fuerzas multicolores; socialistas, anarquistas, comunistas, etc, con el capitán catalán Albert Bayo como jefe de operación. La indisciplina y descoordinación perjudicaron a esta campaña que inicialmente tenía más fuerza que el bando nacional, hasta la entrada en escena de aviones italianos. El 30 de agosto García tomó el mando militar de los nacionales, sustituyendo a Ramos Unamuno. El historiador Tugores detalla que en la noche del 3 de septiembre los republicanos abandonaron obedeciendo "clarísimas y tajantes órdenes del gobierno de Madrid", donde no interesaba entrar en conflicto con Italia y desde el comienzo veía mal la expedición.

García y otros militares fardaron de esta retirada calificándola de gran victoria para los nacionales. Se calcula un mínimo de 1.500 fallecidos en el frente de Porto Cristo y sa Coma, entre los distintos bandos. El mismo García reconoció a 200 personas como prisioneros rojos. La crueldad posterior fue terrible, con casos extremos como el de cinco enfermeras torturadas y un aviador checo ridiculizado y fusilado ante cientos de vecinos. Todo apunta a que en el litoral, especialmente bajo la arena de sa Coma, o en el cementerio viejo de Manacor, entre otros lugares, podrían hallarse restos óseos.