Mantas raídas, colchones viejos, mesas desgastadas y toda clase de enseres, muchos de ellos posiblemente rescatados de la basura. Las personas sin techo que viven en el asentamiento de la antigua estación de autobuses de la calle Eusebi Estada no necesitan mucho más para improvisar el cobijo del que carecen bajo las pérgolas de este recinto. En ambos laterales del estacionamiento (uno anexo al parque de las Estaciones y otro junto al edificio de la Dirección General de Transportes) acampan desde hace años un número indeterminado de personas sin hogar que consigue que su refugio sobreviva legislatura tras legislatura (institución tras institución) en una opulenta Palma desbordada de turistas que parece no tener solución para ellos.
El asentamiento es casi fantasmal por el día y más ahora, cuando sus habitantes buscan protegerse de las temperaturas extremas, y vuelven a la estación de autobuses de noche para dormir. Aun así, el calor infernal este verano ha hecho que el asentamiento sea especialmente insalubre los últimos meses. La falta de higiene, los malos olores y las pésimas condiciones se evidencian a tan solo unos metros de distancia, en una de las entradas al parque de las Estaciones, un rincón más o menos escondido que los sintecho han escogido para hacer sus necesidades. Se podría decir que el problema menos grave es que la orina y el hedor lleguen hasta el parque, si se tiene en cuenta que justo en ese rincón se ubica un cuadro eléctrico que pone en peligro al que se acerque más de la cuenta.
Pese a carecer de solución habitacional, los indigentes del campamento, gran parte de ellos inmigrantes, son atendidos todos los días por la Unidad móvil de emergencia social (UMES) y por Cruz Roja, cuyos técnicos visitan por las mañanas el estacionamiento y les facilitan comida, agua y acompañamiento. Según explica la organización a este diario, también les ayudan con gestiones burocráticas, como renovar la residencia o solicitar la tarjeta sanitaria, y con otras necesidades que puedan tener. Los servicios sociales del Ayuntamiento también atienden, de forma puntual, a los habitantes de este campamento. Aunque según explican fuentes de Cort, no todos quieren ser atendidos por una red oficial ni acceder a los recursos municipales. A veces depende de su propia voluntad.
