"No sabemos cuando volvemos a casa, dependemos de lo que pasa en el mundo" explicó Rafael Martie, parte de la armada y encargado de las relaciones internacionales, que viaja en el portaviones Harry S.Truman. Ayer fondeaba por segunda vez en Palma el portaaviones estadounidense, con casi 6.000 tripulantes, en la que es la séptima parada del buque durante los ocho meses que llevan navegando el Mediterráneo. Esta embarcación, que es el noveno portaviones de propulsión nuclear de la armada norteamericana, visitó la Bahía de Palma en abril de 2014.

Después de dos paradas en Italia, dos en Grecia, una en Croacia y otra en Francia, llegaban al puerto mallorquín para unos días de descanso que «dependen del rango que tengan»: «Yo por ejemplo tengo cuatro días, pero él, dos», contaba Martie señalando a su compañero. A pesar de los limitados días con los que cuentan, ya que parten el martes de la semana que viene, la mayoría desembarcaba irreconocible sin su uniforme para dividirse a lo largo de la isla. Algunos se dirigían directamente a disfrutar de un día de playa en es Trenc y otros a descansar a sus hoteles. 

La importancia de esta visita no se limita al descanso y disfrute de la tripulación, sino demostrar a «los aliados y enemigos» las buenas relaciones que mantiene Estados Unidos con los países europeos: «Hemos tenido la oportunidad de venir a España, un increíble aliado y amigo desde hace tiempo», afirmó el capitán Gavin Duff. 

Asimismo, calificó la acción de la Marina española como de «absolutamente profesional» y destacó la importancia de «colaborar entre ellas y ver lo rápido que podemos operar e integrarnos no sólo en alta mar, sino también táctica y operativamente». También agradeció «la hospitalidad y la oportunidad para conocer la rica historia, cultura, comida… y las playas».

El destino generó un especial entusiasmo entre algunos miembros de la armada, puesto que para ellos era una forma de tocar su propia historia de cerca, es el caso del sargento Hernández: «Mi bisabuela y abuela eran españolas, para mí significa mucho estar aquí». Otros admitieron disfrutar de sobrevolar los aires españoles: «uno de mis mejores vuelos fue en Rota», admitió el piloto de helicópteros, Herald Johnson. 

El portaviones volverá a surcar el mar Mediterráneo el martes, por lo que no tiene planes de volver a su base aeronaval originaria de Virginia, de la que salió en diciembre. A pesar de los sentimientos de añoranza que viven algunos, especialmente los más jóvenes, dijeron ser conscientes de «estar contando una historia». La comunicación con sus familiares depende de una línea común que es vía «algo parecido al e-mail» y por teléfono, que normalmente pueden utilizar cuando quieran.

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El portaviones nuclear Harry S. Truman ya está en Palma Miguel Vicens

Este navío mide 332,8 metros, casi lo que el Empire State, de eslora, por 40,8 de manga en la línea de flotación, pero con una manga máxima en la cubierta de vuelo de 78 metros y un calado de 11,7 metros desplaza 103.900 toneladas a plena carga.

En relación a su propulsión, va equipado con dos reactores nucleares y cuatro turbinas de vapor capaces de dar 260.000 CV y que le imprimen velocidades superiores a los 30 nudos.

Estas medidas permiten albergar dentro de él una «pequeña ciudad» que tiene todo lo necesario, desde bomberos, médicos y policías a peluqueros o personal para las redes sociales. Además de llevar en su cubierta entre 70 y 85 aeronaves, aviones y helicópteros, dependiendo de la tipología de estos.

Durante estos meses de navegación, el Harry S.Truman ha participado en dos operaciones bajo mandato de la OTAN, que debido el secretismo que existe respecto a las operaciones que llevan acabo, solo hay conocimiento de que estas son «actividades de entrenamiento y que no tienen que ver con la guerra [entre Ucrania y Rusia]». Cada cierto tiempo trabajan en estas funciones con distintos países como «Grecia, España, Inglaterra, Francia y Turquía».

Asimismo, según uno de los tenientes, «el conflicto no está afectando a sus movimientos».

El desembarco de la armada en Mallorca supondrá un gran beneficio económico para la isla, puesto que según el cálculo realizado por el departamento de relaciones internacionales, los miembros de la misma gastan alrededor de 2,5 millones de euros diarios. Algunos en reservas de hoteles, otros en restaurantes, otros tienen más ganas de gastarse su dinero en alguna noche de fiesta: «Hoy me gastaré 1.000 euros de fiesta».

La relación con el Puerto de Palma

La acogida de estos buques por parte del puerto mallorquín empezó en 1952 con el Taraway y el Midway, un acontecimiento que llamó la atención. Sin embargo, no fueron los últimos, a partir de ahí no dejaron de llegar: Cora Sea, Lake Champlain, Intrepid, Franklin D. Roosevelt, Forrestal, Saratoga, Independence, América, Shangri-la John F.

Estas visitas de portaviones fueron frecuentes a finales de los ochenta. Desde entonces, existieron distintas circunstancias que propiciaron un declive paulatino: la disminución de buques de sexta flota debido a la caída del telón de acero y a que las zonas de tensión se habían trasladado a regiones distintas. Por otro lado, la competencia que surgió de otros puertos en acoger a la llegada de estos buques, influyendo posiblemente las protestas ciudadanas. 

Todo ello hizo que las visitas de este tipo de buques hayan sido muy escasas, de hecho, desde el año 2000, y aparte la escala actual, han sido siete: el George Washington en diciembre del año 2000, el Enterprise en Mayo del 2001, el Theodore Roosevelt ,en septiembre del 2005, el Enterprise en junio del 2011, el Dwight D. Eisenhower, en julio del año 2012, el propio Harry S.Truman en abril del 2014 y finalmente el Abraham Lincoln en abril del 2019.

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