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La rampa de Alba despierta solidaridad

La familia de la joven con parálisis cerebral que lleva nueve años esperando una rampa de acceso a su casa recibe la oferta de ayuda de gente conmovida por esta historia

Teresa baja a su hija Alba por las escaleras para salir a la calle. Guillem Bosch

La historia de Alba y su familia conmueve por lo injusta que es la situación, porque después de nueve años todavía no tienen una rampa de acceso a su bloque para que esta joven de 14 años, con parálisis cerebral, pueda entrar y salir de casa en su silla y no tenga que llevarla en brazos su madre... Su caso ha despertado la solidaridad de algunos ciudadanos que se ofrecen a hacerse cargo de la construcción de esa tan demandada rampa de acceso...

La madre de Alba, Teresa Torres, hace dos años que tiene el ofrecimiento en firme de dos personas para construir la rampa, dos voluntarios, amigos de una amiga, que en cuanto leen cualquier noticia sobre este caso no dudan en reiterar su oferta y que, si por ellos fuera, ya estaría hecho ese acceso adaptado, explica Teresa. 

No son los únicos. Los vecinos de la familia, que reside en el Coll d’en Rabassa, «un barrio obrero, de gente normal», también se han prestado a ayudar y no entienden el retraso, comenta Teresa, quien oficialmente todavía no sabe cómo puede hacer esa rampa. En cuanto le digan cuál de los tres proyectos presentados ante Cort es el válido, recurrirá a estos voluntarios. «Entre unos y otros, se logrará», afirma Torres. Lo que sí sabe es que el día en que ese acceso adaptado esté listo, «habrá que celebrarlo con una botella de champán encima de la puñetera rampa».

Y lo que también tiene claro la madre de Alba es que quiere conocer a las personas que se han ofrecido a construirla a través de este diario. «Me gustaría poderles ver», añade. 

Una de estas personas solidarias es Ricardo Mira, quien se puso en contacto con este diario para hacer llegar su oferta a la familia. Dedicado a las reformas y obras, este hombre se ha ofrecido a construir la rampa y asumir «todos los gastos», incluso a gestionar el permiso de obras. «Leí la historia, no dudé en ningún momento», menciona Ricardo. Nacido en Colombia hace 34 años, reside en España desde hace 21, pero tiene muy presente que en su casa vivieron algo parecido. «¿Sabe qué me ha conmovido? Que tengo algo personal, de mi familia, que es una familia humilde, y una vez necesitamos ayuda y no la encontramos», explica sobre su interés por implicarse en el caso de Alba. 

Ricardo Mira. Terlize Moragues

También Leila Vílchez quiere ayudar a Alba y a su familia. Tras conocer la historia y leer comentarios de otros lectores en Instagram, propuso hacer una colecta de dinero y se puso en contacto con este diario para hacérselo saber a la madre de Alba. 

«Es una situación muy triste, te pones en el lugar de esa persona, en su día a día...», comenta esta joven sobre las dificultades que afronta Alba y su familia para algo tan cotidiano como salir de casa. Leila, argentina, espera la resolución del permiso de residencia y trabajo después de llevar cuatro años residiendo en Mallorca, donde trabaja en limpieza.

Leila Vílchez.

Leila Vílchez. L.V.

Su propuesta de ayudar a Alba consiguió la respuesta de Juan Antonio Crespí, reponsable de mantenimiento en el Ayuntamiento de Deià, quien también se ha ofrecido a construir la rampa y a poner el material. «Queremos ayudar a alguien que lo necesita», comenta Leila, quien no conoce personalmente a Juan. Él, dice que "haría encantado" este trabajo, para el que dispone de tardes libres, herramientas y conocimientos.

Juan Antonio Crespí. J.A.C.

De estos ofrecimiento solidarios, tan solo algunos de los que le han llegado a la familia de Alba, Teresa quiere remarcar un hecho: «Parece mentira, pero la gente que más se vuelca es la que menos tiene, las cosas como son. Los que se vuelcan en ayudar son los que esperamos cada día la nómina».

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