El Ayuntamiento de Palma no repone desde hace seis años las palmeras que han muerto o que han tenido que retirarse de la vía pública como consecuencia de padecer alguna enfermedad o por haber sido abatidas por el viento.

Esta decisión fue adoptada por el departamento de Parques y Jardines de Cort en 2014 en plena crisis de la infección del Picudo Rojo, cuando la práctica totalidad de las palmeras o bien estaban infectadas por este escarabajo que puede acabar matándolas o bien en peligro de infección.

No obstante, con posterioridad se ha comprobado que esta plaga, al menos a partir de 2017, se ha conseguido controlar, de tal forma que, en 2019, solo se infectaron 14 nuevos ejemplares, una cifra significativamente inferior a la de años precedentes.

Pese a lo anterior, desde Parques y Jardines, tal como ha confirmado la concejala de Infraestructuras de Cort, Angélica Pastor, no se ha decidido aún si finalmente se van a reponer los ejemplares que se han tenido que retirar o que han sido abatidos por el viento, o bien se van a sustituir por otras especies.

Según Pastor, los técnicos de su departamento están trabajando en varias propuestas distintas y algunas de ellas consiste en la substitución no solo de los ejemplares afectados sino de toda la alineación, aunque en este caso se haría de forma paulatina.

Se están barajando distintas especies adaptadas al clima mediterráneo y resistentes al ambiente marino, entre otros factores, aunque no se descarta que, en algunos casos, se opte por sustituir los ejemplares muertos por especies arbustivas en lugar de árboles de gran porte, o se acompañe la actuación con la ejecución de proyectos "micropaisajísticos", consistentes no solo en la sustitución del ejemplar afectado o retirado, sino de incidir en todo su entorno. En principio se descarta retomar la decisión adoptada a finales de los años 90 por el Ayuntamiento consistente en ir sustituyendo paulatinamente las palmeras de la primera línea de la Platja de Palma y del paseo Marítimo por tamariscos, por considerar que estos árboles se adaptaban mejor al ambiente salino.

De hecho, los tamariscos sembrados en la primera línea de la Platja de Palma, en sustitución de las palmeras que se morían debido a la alta concentración de sales, también padecieron posteriormente una enfermedad, por lo que se descartó esta especie como sustituta de las palmeras.

Según el último censo, en Palma se contabilizan 31.833 palmeras, de las cuáles 3.374 son municipales y 28.459 privadas o de otras administraciones, entre las que se incluyen las del paseo Marímo, dependientes de la Autoridad Portuaria.

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