Carlos Raluy acababa de regresar a Barcelona desde Mallorca cuando le sobrevino la muerte el pasado sábado a los 75 años.

Había nacido en 1944 en Sant Adrià del Besòs (Barcelona), era hijo del hombre bala, llevaba todo una vida dedicada al espectáculo circense y era el director del Circo Histórico Raluy, que instaló su carpa en Palma del 5 de octubre al 17 de noviembre con gran éxito de público, tras haber visitado anteriormente Menorca y otros municipios de la isla como sa Pobla.

Su hija, esposa y hermano lamentaron la pérdida "de un hombre que se ha entregado al circo a lo largo de toda su intensa vida", y que actualmente ejercía como director y presentador del Circo Histórico Raluy. Pero no suspendieron las funciones de Navidad en Barcelona del espectáculo Un viaje en el tiempo. "Es lo que Carlos hubiera querido", afirmaron sus familiares.

Como ha publicado el Periódico de Cataluya, Carlos Raluy se estrenó como acróbata con su padre y sus hermanos en las barras fijas. Tenía solo 13 años y apenas alcanzaba la barra. Durante 15 años la familia realizó este y otros números para otros compañías. Una de estas actuaciones, en los años 60, fue en la Isla Reunión (al este de Madagascar), donde jamás habían visto un circo. Los Raluy siguen yendo cada verano a este punto del océano Índico, que se ha convertido en su segunda casa.

De mente soñadora y buen olfato para los negocios, Carlos Raluy explicó que en 1983 tuvo la idea de crear un circo a la antigua, tal y como lo imaginaría un niño. En 1984 nacía el Circo Raluy, cofundado con su hermano Lluís, payaso y genio matemático al que estaba muy unido.

Sus caravanas de los años 30 y 40 y sus camiones de la segunda guerra mundial, que consumían tanto combustible que hacían temblar el presupuesto de la compañía, se hicieron famosos, así como un estilo que rescataba el circo clásico de los años 20 y 30 con números de calidad. Con los años, su apuesta se demostró un éxito y cosechó el Premio Nacional de Circo, la Creu de Sant Jordi y el Premi Ciutat de Barcelona de Circ.

Sus maneras de presentador eran austeras, fruto probablemente de su timidez, pero los espectadores recordarán siempre sus "bravo, bravo" después de cada actuación. La saga no termina con él. Su hija y sus nietas, así como sus sobrinas, también son acróbatas en los tres circos nacidos del primer Circo Raluy que actualmente están de gira.

En sus funciones en Palma, el Circo Raluy cosechó un gran éxito de público, pero también le tocó vivir un episodio desagradable: el robo de los aparatos de iluminación y sonido del espectáculo que ofrecía junto al parque de sa Riera hasta el 17 de noviembre.

Las sustracciones se produjeron la madrugada durante el festivo de Tots Sants, por lo que "todos los comercios se encontraban cerrados y hubo que improvisar para ofrecer la mejor actuación posible al público", explicó a este diario el mismo Carlos Raluy, quien calificó el robo de "un importante daño no cuantificable para la imagen del circo, debido a que los asistentes no pudieron ver el espectáculo en su esplendor".