La apoteosis de las cofradías de Sant Sebastià se vivió la tarde de ayer en la plaza Llorenç Bisbal y su histórica unión se reflejó en la multitud de pañuelos de colores colgados del cuello de quienes la abarrotaban. La fiesta alternativa a la Revetla de conciertos también tuvo música, la de la banda Final Feliz y la coreada por los más de mil cofrades que recordaban que " la festa és tot lo dia i avui Palma cremarà. La eclosión este 2019 de una veintena de hermandades, frente a las cuatro del año pasado, demuestra que los palmesanos quieren divertirse al margen del programa oficial.

Su entusiasmo inundó Llorenç Bisbal y se expandió al resto del centro a medida que el pasacalles avanzaba de vuelta a Oms, donde empezó la fiesta. El colofón en la plaza llegó puntual a las 19 horas, cuando el brazo incorrupto de Sant Sebastià -lleno de pañuelos atados en el ritual previo- luchó y venció a la peste, representada como antiguamente. La leyenda cuenta que es lo que hizo el santo, aunque ayer el relato cambió y fueron las 20 cofradías festivas quienes acabaron con el mal de Ciutat. Está claro que "la unión hace la fuerza" y que la novedad ha revitalizado la Revetla.

Este encuentro vespertino se inició con la llegada paulatina de los participantes con sus variados estandartes e incluso con pasos, como el de la Maura de Déu, una muñeca portada a hombros por la cofradía de profesores del IES Antoni Maura. Sant Miquel dels Perduts también está formada por compañeros de trabajo, pero la mayoría han sido creadas por "grupos de amigos que quieren divertirse de forma activa, no solo pasivamente, como ocurre con los conciertos", en palabras del impulsor de la cofradía Tot lo dia, que decidió contribuir a la fiesta tras entusiasmarse el año pasado con la Revetla alternativa. Igual que el artífice de la Salut, creada hace dos años por las "ganas de participar en este tipo de eventos identitarios de Ciutat".

El chupinazo del 'pirómano'

Todo comenzó al mediodía, antes de que el alter ego del pirómano de alter egopirómano Palma saliese al balcón del bar España y rociase con 'gasolina' (eso ponía el bidón naranja) a los miles de congregados en Oms. Quienes recibieron con chillidos el líquido respiraron tranquilos al comprobar que era agua, la única que había en una fiesta donde las cervezas y xupitassos de Anís del Mono corrían por doquier.

Del xupinasso que da inicio al Sant Sebastià de las cofradías se encargó el pseudopirómano, que "lleva toda la vida haciendo la fiesta con foguerons y fogueronstorradasy hay que ayudarle a celebrarla de otra manera", como animó desde el antiguo Can Vinagre un representante de la Confraria de Sant Sebastià -la originaria- tras salir al balcón y preguntar " d'on putes ha surtit aquesta gent?

La desbordada calle Oms tuvo durante dos horas a "unas 2.000 personas según las estimaciones de la Policía Local, 350 según la Delegación del Gobierno y unas 18.000 basándonos en un informe del comisario Villarejo y Mateu de Can Vinagre, especificó sobre las cifras de afluencia.

No hubo pregón, aunque sí un listado de exigencias en nombre de las 20 cofradías -"38 según el comisario Villarejo"-, como un "un emoticono de Sant Sebastià en el wasap" o "que Netflix o HBO hagan una serie de Sant Sebastià". En ese momento, empezó a sonar la sintonía de Stranger Things y apareció la extraña protagonista, lo que provocó aún más risas del público. La última petición fue "que el Papa suba de nivel a Sant Sebastià y lo haga pasar a supersanto", algo con lo que cualquiera estaría de acuerdo al ver cómo es su fiesta alternativa.