El más allá a tamaño de niño. El éxito alcanzado en 2017 en la Nit de les Ànimes ha renovado bríos, y este año, las entidades convocantes han contado con el apoyo del Ayuntamiento. Ha sido, sin embargo, la respuesta de las familias a esta iniciativa lúdica celebrada con motivo de la festividad de Tots Sants, la que ha dado forma a que el anfiteatro de sa Riera y su vecino cementerio se conviertan en una Nit de les Ànimes festiva.
No solo los niños se acercaron al cementerio a realizar una visita guiada por un alma en pena, una mujer que fue secuestrada y trasladada a las catacumbas, sino que adultos como Armando Chulià se quisieron meter en la piel de estos seres errantes. Él incluso lo hizo vestido con propiedad, una capa negra y de fondo rojo que deslizaba por las viejas losas del camposanto. "Es la primera vez que lo visito", confesó; al igual que su mujer y creadora de la capa, Maria Nikolova.
Muy cerca aguardaba turno el presidente de la funeraria de toda España, Albert Salom, quien seguro se topó con las Catrinas -las mujeres calavera que el muralista mexicano Diego Rivera inmortalizó en Sueño dominical de una tarde en la Alameda Central-, en este caso cuatro amigas mallorquinas animadas por Cristina Muñoz y Estela Fuentes.
Mientras en el parc de sa Riera niños convertidos en monjas, madres que viajaban a lomos de una escoba, espiada por su orgullosa hija, y críos pintados como fauna escuchaban el cuento de la bruja Joana a través de una ventana mágica.
Otros prefirieron fabricarse un farolillo de las almas porque el día es corto en noviembre y en pocos minutos se iban a aparecer las tinieblas para susurrarles cuentos de terror como los que se vendían desde el tenderete de Quart Creixent. Entre ellos, los de Edgard Allan Poe, o el muy vendido de Isadora Moon.
El plato fuerte llegó más tarde: el recuperado correfoc con cinco collas de demonios y los integrantes de batukadas. Maria del Mar Ricord, de Cau des Boc negre, celebraba que "este año vamos a poder tener un correfoc digno de la Nit de les Ànimes".
