Si en 2008 Palma conservaba 16 casas señoriales, según cálculos de la estudiosa en el tema Aina Pascual, autora de La Casa y el tiempo, diez años después se han perdido casi todas. Las últimas ventas, Can Oleza y Can Pueyo, entre primavera y verano de este 2018, desvanecen significativamente las huellas de un pasado que lleva años cediendo a la presión inmobiliaria. Por el momento Can Vivot se resiste a las ofertas.

No se sabe qué destino tendrá Can Oleza -protegida con la máxima categoría, la de ser monumento histórico artístico nacional-, que ha sido adquirida por el médico y empresario Víctor Madera, un millonario asturiano de 54 años, que en poco menos de dos años se ha hecho con el 1,5 del total de la superficie de Menorca. Can Oleza es su primera compra en Mallorca. "Le encantan los palacios y las casas con historia. Las rehabilita. No sabe lo que va a hacer con Can Oleza", señala su portavoz.

Ha pagado diez millones de euros al último propietario, un sueco que la adquirió cinco años atrás por seis millones de euros. El Consell de Mallorca, presidido en aquel entonces por la política del Partido Popular, María Salom, no ejerció su derecho de tanteo y retracto.

Hoy, la directora general de Patrimonio del Consell, Kika Coll, detalla qué pasos ha dado la Administración en este tema: "A principios de legislatura le explicamos lo que podía y no hacer en cumplimiento de la ley de Patrimonio. No escatimó en hacer un estudio de intervención que se le pidió. Él quería hacerse una vivienda y le explicamos que tanto el porche como la planta noble debían permitir la visita. Lo sabía. Hubo revisiones del proyecto durante meses. Quería hacerse una piscina en el terrado y le recortamos metros; quería un ascensor. Fuimos pactando. Estaba pendiente de obtener la licencia municipal cuando se decide a vender. Nosotros hicimos el trabajo", dice Coll.

Acerca de si el magnate de la sanidad podría convertirlo en hotel su respuesta fue: "¡La Seu también podría ser un hotel! Se tendría que pedir un cambio de uso pero es complejo porque la planta noble es muy grande. ¿Un hotel de una sola habitación? Imagino que lo ha comprado con el proyecto de intervención, dejar la planta noble con mobiliario para poder visitarla". Añade: "No hemos de hacer demagogia con este tema. Lo que pasa en Mallorca se veía venir; es un goteo desde los años 60. Las nuevas generaciones no pueden mantener este patrimonio y la Administración no se puede hacer cargo de todo esto".

Can Pueyo

Con respecto a Can Pueyo, el destino sí está claro. De los más de 5.000 metros cuadrados que tiene este edificio de los siglos XVII-XVIII, la heredera del marqués de Campofranco, Almudena de Padura y España, conservará la planta noble. Es la condición que ha puesto para vender un casal que "guarda en su interior el conjunto de mobiliario y decoración del XVIII más suntuoso y homogéneo", según Pascual, y que sigue sin catalogar. La venta no lo incluye. Se ha evitado una pérdida patrimonial.

Los nuevos propietarios, "una empresa que ha sido alabada por valorar y respetar el patrimonio", indica su portavoz, ha encargado a SCT Estudio de arquitectura, formado por Ángel Sánchez-Cantalejo y Vicente Tomás, las 12 o 14 viviendas de lujo.

"La suerte es que los promotores tienen criterio. Se va a respetar al máximo y se van a recuperar materiales originales. En esta casa destacan su jardín; la composición de la casa es original", indica Vicente Tomás.

Es la primera inversión que la promotora catalana hace en Mallorca. En estos momentos, el proyecto está en el aire. Pero hay alivio puesto que en septiembre, técnicos de Patrimonio van a entrar en Can Pueyo para hacer inventario y estudio histórico artístico de cara a su protección. Hace años que se reclama la protección como BIC.