Si para Jørn Utzon "lo importante y definitorio en las obras son la función, el material y la situación", las cinco viviendas que el Ibavi va a llevar a cabo en la calle Regal en Son Gotleu buscan seguir la estela de uno de los grandes de la arquitectura. Mallorca tiene la suerte de contar con dos obras del autor de la Opera de Sydney, sus casas, la de Can Lis y la de Can Feliz. Ambas hechas con marés. Pues éste va a ser el material que el equipo de arquitectos del Ibavi, Antonio Martín, Xim Moyá, Carles Oliver y Alfonso Reina van a utilizar en el barrio de Son Gotleu.
"Este material fue apartado en los años setenta en aras del hormigón, pese a estar en el código genético cultural de los mallorquines", indicó Carles Oliver.
El mismo equipo que llevó a cabo las viviendas sociales en Formentera en el proyecto Life Reusing Posidonia, que recientemente ha añadido a su lista de laureles, quedar finalista de los FAD, cuyo fallo se dará a conocer el 7 de junio, además de ganador de los Green Solutions Awards 2017 en la categoría Bajo en Carbono, y el primer premio de vivienda de la revista Nan, rubrican unas viviendas que siguen de cerca la herencia de Utzon también en la aplicación técnica del doble muro. "Función, material, situación", que decía el arquitecto danés, que eligió Mallorca a finales de los sesenta como lugar para vivir.
La obra se ha adjudicado por 372.967 más IVA a la empresa Finques la Trapa S.L., según publicó ayer el BOIB.
Menor huella ecológica
Al igual que en las casas de Formentera, los arquitectos del Ibavi buscan en este nuevo proyecto de vivienda social construir con la menor huella ecológica. "Lo más importante es recuperar la piedra de marés como sistema estructural, un sesenta por ciento menos contaminante que el hormigón", subraya el equipo.
Recuerda que se dejó de utilizar porque "cuando construyeron con la arenisca casas baratas tenía humedades, y esto provocó que se le cogiera manía al material cuando con el marés se ha construido la mejor arquitectura de la isla como la Seu o Ses Voltes", enumeran.
En Mallorca quedan 19 canteras y un par, en Menorca. El coste de este material puede resultar más caro que el hormigón solo que, tal y como apuntan los arquitectos del Ibavi, "el hormigón lleva aparejado más capas y al final cuando está acabado igual de caro".
Son pocos los albañiles que saben trabajar el marés, pero aún quedan. "Lo interesante es que las nuevas tecnologías se complementan con técnicas tradicionales. En mi opinión recuperar el marés que forma parte de nuestro legado cultural es una buena manera de enfrentarnos al cambio climático", aprecia Carles Oliver. No duda en recordar cuánto tiempo le ha costado al marés ser lo que es: entre 25 mil y 250 mil años. Es la arena portada del Sáhara por el viento. "Vamos a tenerle mucho respeto a este material. No se puede hacer mal uso con él", admite.
El ejemplo de Utzon no se limita al material; también a la función; es decir, el sistema de pared maestra de 20 centímetros de marés con cámara de aire y después el tabique pluvial exterior que permite que la pared interior permanezca seca. "¡Esto lo trajo a Mallorca una persona de Dinamarca!", pondera Oliver del Premio Pritzker.
La recuperación de este equipo de arquitectos se adapta a la contemporaneidad. "Recuperamos los sistemas de Utzon con avances de aislamiento de menor gasto energético", apunta desde el Ibavi.
En el solar de la calle Regal se van a construir cinco viviendas en tres plantas. Tres casas por vivienda y dos dúplex.
Utzon dignificó la arena hecha piedra con la que se han levantado templos. Ahora su ejemplo cundirá en vivienda social en Son Gotleu. "Función, material, situación", dijo Utzon. Se cierra el círculo.
