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Vecinos y comercios de Son Gotleu reclaman más actuaciones policiales contra los okupas

Aseguran que el cuerpo municipal ignora sus llamadas en numerosas ocasiones porque alega que no puede hacer nada - Algunos residentes han llegado a recoger firmas para solicitar al Ayuntamiento que actúe y les expulse de las viviendas

Vecinos y comercios de Son Gotleu reclaman más actuaciones policiales contra los okupasR. Garrones

­Los vecinos y comerciantes del barrio palmesano de Son Gotleu exigen a la Policía Local que actúe con más contundencia contra los okupas que usurpan pisos en la zona. Según relatan, en el último año se ha creado un clima de miedo en el barrio, porque algunos de los usurpadores de pisos reaccionan con violencia ante las quejas de los vecinos y les intimidan.

Los denunciantes se niegan a facilitar su nombre por miedo a represalias. Afirman que la práctica de la patada en la puerta se ha extendido por el aumento de los desahucios bancarios. La calles más afectadas son la de Indalecio Prieto -la principal del barrio- y las de Tomàs Rullan, Regal o Santa Florentina.

Además de entrar en el piso, es práctica habitual que manipulen las tuberías de agua y los contadores de la luz para tener suministros básicos sin pagar. Es un hecho que provoca grandes gastos tanto a los propietarios de la vivienda ocupada, como a los vecinos afectados. Aparte de los destrozos en la finca, los testigos aseguran que los okupas causan ruidos nocturnos, suciedad y muchos otros disturbios.

Ante esa situación, tanto los vecinos como los comerciantes reclaman una mayor presencia policial en Son Gotleu que ponga fin a los okupas. Manifiestan que, cuando llaman al cuerpo municipal para advertirles de la usurpación de un piso, no acuden al aviso, porque dicen que no es de su competencia.

Pese a que el Código Penal en vigor prevé castigos de multa y de cárcel para quienes se apoderen de un piso que no es suyo, en la práctica cuesta aplicar la ley de forma efectiva. La dificultad radica en que los okupas suelen recurrir a artimañas legales para evitar que les expulsen de las viviendas en las que se introducen. En ocasiones, los juzgados han observado que crean contratos falsos de alquiler para evitar que les echen del mismo, y arguyen que el dueño de la vivienda está ilocalizable. Otras veces los okupas arriendan el inmueble haciéndose pasar por los propietarios reales del piso y estafan a sus inquilinos.

El pasado marzo la Policía Local ayudó a recuperar un piso en el pasaje del Pic Cebollera. El caso fue denunciando por una mujer que se fue de vacaciones y, al volver, se encontró con que no podía entrar a su casa. En cambio, en el número 53 de la calle de Santa Florentina los vecinos han llegado a recoger firmas para intentar que el Ayuntamiento expulsara a los numerosos ocupantes ilegales que viven allí. Aseguran que, además de vivir, han convertido algunos de los apartamentos en puntos de venta de drogas.

Los vecinos denunciantes aseveran que la degradación del barrio se intensión con la llegada de los okupas hace un par de años y que continuará hasta que no se ponga freno a su presencia. La misma experiencia han sufrido en barrios como Cala Major, donde el edificio Pullman se ha convertido en archiconocido por la presencia de inquilinos ilegales. Tras varios años, la comunidad de propietarios de los Pullman ha aumentado las medidas de seguridad para evitar mas daños contra el bloque de viviendas y tratar de convertir el lugar en un sitio habitable y menos degradado.

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