Los especialistas consultados afirman que el topónimo Palma "es el correcto históricamente", por lo que rechazan la intención del equipo de gobierno de Cort de modificarlo por el de Palma de Mallorca. Tal como explica el doctor en Historia y archivero municipal, Pere de Montaner, "Palma es uno de los poquísimos topónimos de origen romano que quedan sin haber sufrido ninguna evolución, a diferencia de Barcino, por Barcelona, por ejemplo". La coletilla insular "es simplemente un complemento de lugar no oficial que sirve para indicar a los de fuera que Palma está en Mallorca y distinguirla de La Palma, en Canarias", según destaca el también historiador Gaspar Valero.

La especialista medievalista Maria Barceló añade sobre Palma que este topónimo se perdió con la llegada de los árabes, quienes denominaron Medina Mayurqa a la ciudad. Durante la Edad Media “se adoptó el nombre de Ciutat de Mallorca, traducido literalmente del topónimo árabe”, recuerda la experta.

La recuperación del originario Palma se produjo “a partir de la segunda mitad del siglo XV con la penetración del gusto estético del Humanismo proveniente de la península itálica”, especifica el cronista oficial de la ciudad, Bartomeu Bestard, en su Crónica de antaño. Los intelectuales del Renacimiento propugnaron esta denominación, como confirma Montaner, en contraposición a una tesis minoritaria que ve “una intencionalidad castellanizadora por parte de Felipe V al sustituir el topónimo Ciutat de Mallorca por Palma”.

La Palma romana

El cronista indica sobre su origen que “los primeros romanos que invadieron la isla (en el 123 a.C.) se establecieron cerca de un poblado talayótico comprendido entre las actuales fincas de Son Cabrer y Son Espases [...] Hacia el año 60 a.C. se trasladaron al borde del mar con el fin de fundar la actual Palma”. Este núcleo histórico del Imperio Romano debe su nombre, según recuerda Valero, “al símbolo de la victoria, la palma de la mano, así como Pollentia viene de poder”.

Otro topónimo muy extendido en los pueblos y del que Barceló hace gala es Ciutat. “Es sólo una forma coloquial, aunque hay que reivindicarlo y es más antiguo que Palma de Mallorca”.

Montaner no entiende por qué el equipo de gobierno de Mateo Isern ha lanzado esta propuesta, que ya en marzo de 1998 también fue polémica cuando el entonces alcalde, Joan Fageda, aprobó el cambio de nombre de La Rambla por el de Rambla dels Ducs de Palma de Mallorca. En aquella ocasión, el equipo de gobierno encargó un informe al archivero municipal para saber su opinión, aunque ahora nadie le ha hecho consulta alguna. De todos modos, Montaner lo comentó ayer con diversos expertos y coincidieron en la denominación histórica de Palma, “sin añadidos”.

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