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Crónica de antaño

Orígenes de algunas costumbres navideñas

Durante estos días de Navidad, fiestas que, no lo olvidemos, giran en torno al nacimiento de Jesús, podemos observar toda una serie de costumbres que hunden sus raíces en fechas más antiguas incluso, que el propio nacimiento del Salvador.

Para empezar, el 25 de diciembre. Durante los dos primeros siglos de nuestra era, los cristianos no celebraron el nacimiento de Jesús. Se sabía cuando había muerto —durante la Pascua Judía—, pero se desconocía el día en que nació. Fue a partir del siglo III, todavía en la clandestinidad, cuando se empezó a celebrar su nacimiento el 25 de diciembre. La elección de esta fecha no fue gratuita y de hecho está cargada de simbolismo. Los romanos celebraban entre el 17 y el 24 de diciembre las Saturnalia, unas fiestas dedicadas al dios Saturno. Estas fiestas paganas formaban parte de las manifestaciones celebradas durante el solsticio de invierno. En época imperial, a partir del siglo I, se instauró el 25 de diciembre como el día del nacimiento del "Sol invicto", divinidad que curiosamente estaba representada por un recién nacido. Esta festividad era muy respetada por los romanos, los cuales permitían que incluso los esclavos no trabajasen ese día.

Esta fiesta vino como anillo al dedo a la comunidad cristiana romana, que estando perseguida y en la clandestinidad, aprovechaba la fecha para conmemorar simbólicamente el nacimiento de Jesús. Pronto esta celebración corrió como la pólvora entre las numerosas y desperdigadas comunidades cristianas. Tanto es así que en el siglo V la Navidad era una fiesta universal.

Una de las misas más celebradas en Mallorca es la Misa del Gallo. En el siglo V, el Papa Sixto III, introdujo en Roma la costumbre de celebrar la noche antes de Navidad una vigilia nocturna "mox ut gallus cantaverit" ("en cuanto canta el gallo"). La misa tenía lugar en un pequeño oratorio situado detrás del altar mayor de la Basílica paleocristiana de San Pedro, conocido como "ad praesepium" ("junto al pesebre"). Esta costumbre romana se extendió por toda la Cristiandad y en Mallorca mantenemos las costumbre medieval de cantar la Sibila.

Un elemento que podemos observar en los presbiterios de nuestras iglesias durante las primeras semanas de diciembre es la corona de Adviento. Está compuesta por ramas verdes con cuatro velas. Éstas se van encendiendo, una cada semana, hasta la semana de Navidad. Esta costumbre proviene de los pueblos nórdicos precristianos. Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colocaban estas coronas y encendían fuegos en señal de esperanza en la venida de la primavera. Tal como nos recuerda el doctor Narbona, durante el siglo XVI los cristianos católicos y protestantes reutilizaron aquel símbolo primitivo el cual "contenía una semilla de verdad que ahora podía expresar la Verdad suprema: ´Jesús es la Luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria´ ".

Quizás una de las celebraciones más populares de la Navidad es la colocación del Belén. Quien se pasee estos días por la plaza de Cort podrá comprobar la popularidad de estas representaciones, viendo como las familias se acercan a contemplar el que se encuentra en el zaguán del Ayuntamiento.

La costumbre de hacer belenes se remonta a 1223. Fue en ese año cuando San Francisco de Asís celebró la misa en el interior de una cueva, en la localidad de Greccio (Italia). En dicha cueva se encontraban un buey y un asno vivos que flanqueaban una imagen de piedra del Niño Jesús. Previamente el Papa Honorio III le había dado permiso para celebrar una misa con esa representación del pesebre. La representación de Greccio fue el punto de partida de un fenómeno extraordinario de difusión del culto de la Natividad. Los frailes franciscanos imitaron a su fundador colocando en las iglesias de sus conventos repartidos por toda Europa, las imágenes del pesebre. Este hecho explica que el belén más antiguo que conservamos en Mallorca sea el que se encuentra en la iglesia de la Sangre, que a su vez proviene del desaparecido convento franciscano de Jesús.

La llegada de los Reyes Magos es otro de los acontecimientos más esperados, sobre todo por los más pequeños. Ya fueron anunciados por Isaías en el Antiguo Testamento. San Mateo los intitula "magos de Oriente" y en el siglo II ya se había consolidado la tradición de los tres Reyes Magos. Probablemente se trataba de sacerdotes de Babilonia, del culto de Zoroastro, dedicados a la astrología y que al seguir la trayectoria de un cometa dieron con el nacimiento del Niño Dios, a quien enseguida reconocieron. De ahí que le ofreciesen los regalos, originando la costumbre de hacerse regalos por Navidad. Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar se documentan ya en un pergamino del siglo VII.

Todas estas costumbres han ido conformando las vivencias de la Navidad a través de los siglos. Nuevas manifestaciones y nuevos símbolos seguirán surgiendo entorno a la Navidad. Precisamente, hace unos días, nuestro obispo Jesús Murgui, proponía para estas fiestas pedir "al Señor que se abra paso cada día más la cultura de la vida en nuestra sociedad, por el respeto al ser humano desde su concepción a su muerte natural". Una propuesta muy oportuna para los tiempos que nos ha tocado vivir.

*Cronista oficial de Palma.

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