El primer barco de vapor
El pasado lunes, mientras Palma bullía en la celebración de la revetla de las fiestas de Sant Sebastià, se cumplieron 175 años de un hecho trascendental para las comunicaciones entre la isla y la península. El 19 de enero de 1834 atracó en el puerto palmesano el primer barco que hizo la travesía entre la península y el archipiélago sin usar el soplo del viento o la fuerza de los brazos. Ese día se inició la era del transporte a vapor, que cambió la relación comercial y facilitó la llegada de viajeros, que ya no quedaban sometidos a los caprichos de Eolo.
El Balear, nombre que tenía el navío, era propiedad de la empresa catalana Vilardaga, Julià i Reynals. Había sido construido un año antes en Liverpool por la firma Seddon and Lodley y tenía una eslora de 40 metros por 6,2 de manga, según los datos recopilados por Joana Maria Brunet. En este primer viaje fue capitaneado por Francesc Granell. Su ruta cubría la línea Barcelona-Palma-Maó. Como suele ocurrir con las empresas pioneras, la iniciativa fue un fracaso y nunca funcionó como una línea regular. Seis meses después el Balear fue sustituido por el Delfín, pero su actividad en la isla solo se mantuvo dos años.
Pero los empresarios de las islas ya habían tenido tiempo suficiente para percatarse de las ventajas del nuevo sistema de navegación. José Estades Homar adquiere El Mallorquín, que el 6 de octubre de 1837 cubrió la ruta entre Palma y Barcelona. Desde este momento el tráfico marítimo no dejó de crecer. Mercancías y pasajeros convivían en las embarcaciones, como se encargó de recordar George Sand en Un invierno en Mallorca: "Hemos viajado en el barco a vapor en compañía de cien cerdos cuyo olor infecto y gritos feroces no han contribuido a curar a Chopin". La escritora y el compositor polaco navegaron en El Mallorquín en el otoño de 1838,
Luego llegaron más vapores. El Barcelonés, propiedad de Pablo Sorá, en 1850. El Rey Jaime I, en 1856. El Rey Jaime II, en 1857... Y con ellos más viajeros: Bonaventure Laurens, Joan Cortada, Charles Clifford, el archiduque Luis Salvador... que contribuyeron a divulgar la isla entre los europeos.
Comercio y viajeros. Sobre el primero se construyó la economía de las islas en la segunda mitad del siglo XIX. Sobre los segundos, los turistas, se ha edificado la prosperidad después de los años 50 del siglo XX. ¡Quién iba a decirlo hace 175 años!
riera.diariodemallorca@epi.es
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