Uno es paseante de parques. Ejercicio que en una ciudad como la nuestra tiene su intríngulis. Aquí, la noción de parque resulta un poco laxa. A veces recibe ese nombre una extensión reseca de cemento, plantas huérfanas y unos juegos infantiles elefantíacos. Otras, la cosa tiene más interés.

Es lo que ocurre con el Parc Krekovic. Que resulta tan raro como su nombre. Esta zona del Polígon de Llevant está dedicada a la memoria del pintor Kristian Krekovic, y parece influenciada por las formas manieristas, los trazos extraños, las combinaciones singulares que componen sus cuadros de tema americanista.

Desde un punto de vista ontológico, yo diría que es un anti-parque. Lo cual no resulta necesariamente negativo. Si entendemos por un parque aquella extensión pensada para el solaz y el refugio ciudadano, éste resulta todo lo contrario. Es tan abierto que más bien parece estar señalando con el dedo a todos y cada uno de sus usuarios. El espacio pesa sobre él, lo proyecta hacia el cielo. Quizás contribuya ese diseño tan reticular, con unos caminos que te hacen sentir como si fueses una ficha del juego de damas. Forzado a dar vueltas y esquinadas más o menos retorcidas.

Pero es que, además, sueles entender por parque aquel lugar donde los árboles dan sombra a la gente. Pero aquí resultan tan bajitos y colocados de tan extraña forma que en realidad sólo dan sombra a un terruño hosco y marrón. Encontrar una sombra jugosa en verano es una heroicidad.

Pero también hay que decir que resulta un lugar apacible, sobre todo por las mañanas. Porque tiene pocos usuarios, y están tan separados entre sí que se propicia la meditación introspectiva. Esas entradas tan monumentales, y la desnudez casi metafísica del diseño vegetal, lo hacen un poco lunar.

Siempre me ha parecido que el Polígon de Llevant es el gran desconocido de Palma. Es un lugar de grandes cielos, con una situación de privilegio. Pero que parece avergonzarse de sí mismo. El Parc Krekovic participa de esa especie de timidez urbanística. Pero al menos tiene bancos convencionales de esos en que incluso puedes sentarte.