Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios; porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como la novia que se adorna con sus joyas (Is. 61, 10). Estas palabras expresan el cumplimiento de la antigua profecía de Isaías. En la festividad de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen, recordamos y celebramos que Ella fue elegida entre todos los seres humanos para ser preservada inmune de toda mancha del pecado original. Sabemos que en el siglo VIII la festividad de la Inmaculada ya se celebraba en Oriente y una centuria después se había extendido por muchos lugares de Occidente. Muchos recordarán que en el año 2004, la Iglesia conmemoró los 150 años de la proclamación del dogma de la Inmaculada, realizada por el Papa Pío IX instituyendo también su festividad.

En el medioevo, y concretamente en la corona de Aragón, la celebración de la Inmaculada no estuvo exenta de polémica, habiendo un sector de la Iglesia que no aceptaba el hecho de que la Virgen hubiese nacido sin pecado original. Dos órdenes mendicantes, los franciscanos -a favor de la Inmaculada- y los dominicos -que no aceptaban tal hecho-, polarizaron la discusión. Esta polémica nos ayuda a entender el documento que se publicó el 12 de octubre de 1394 en el libro de Pregons de la Curia de Governació de Mallorca: "Que sia celebrada e colta cascún any la festa de la benayrada Concepció de la Verge Maria, e d´assi avant no sia legut a qualsevol preycants la paraula de Deu explicar o dir res contra la dita Sancta e beneyta Concepció"; o también lo que se publicó más adelante, el 7 de diciembre del mismo año, día previo a la festividad: "Que demà, que serà la festa de la Concepció, totes e sengles persones de qualsevol linatge, preeminencia, stament o condició sian, així dins la ciutat com defora, deguen la dita festa colre ab gran reverencia e honor, e que los forns no coguen sots pena de 50 lliures".

En la Mallorca medieval, la fiesta de la Inmaculada no dejó de ser una celebración más. No se la puede comparar con las fiestas marianas de la Mare de Déu Morta, del día 15 de agosto; o el día de la Candelaria -o de la Presentación-, el día 2 de febrero; o la Anunciación, en el mes de marzo, todas ellas muy enraizadas en el pueblo mallorquín. La devoción a la Inmaculada fue aumentado progresivamente y el impulso fue definitivo con la llegada a Mallorca del obispo valenciano D. Juan Vich y Manrique. El nuevo obispo tomó posesión el 5 de octubre de 1574. Muy pronto se ganó las simpatías de los mallorquines debido a sus múltiples favores. Entre las iniciativas que tuvo para extender la devoción a la Inmaculada destacan su maravillosa imagen que preside el portal mayor de nuestra Catedral. Le acompaña una inscripción colocada en la cornisa de la puerta: Illustrissimus et reverendisimus D. D. Joannes Vich et Manrique inmaculatæ Conceptionis, dicabat 1601. La forma como se representa aquí la Virgen, -a la manera de Valencia o de Andalucía- será la que se impondrá también en Mallorca. A partir del siglo XVII se realizarán muchísimos cuadros de Ella, tal como el que se conserva en el Ayuntamiento de Palma, obra atribuida al pintor Miquel Bestard. D. Juan Vich también quiso que el reino de Mallorca proclamase a la Inmaculada como su patrona y fundó en su iglesia mayor una fiesta con sus octavas y procesión general el día 8 de diciembre. Prueba de la gran devoción a la Inmaculada que iba aumentando entre los mallorquines, es el documento de 1629 en que los jurados del Reino proclamaban: "...que est fidelissim Regne de Mallorca te rebut de la Verge Maria Sacratísima per estar baix lo seu amparo y protecció y la singular devoció que té a la confesió de la Immaculada Concepció". Finalmente, el 16 de julio de 1643 el Gran y General Consell eligió patrona del reino de Mallorca a la Inmaculada Concepción. El documento viene a decir: "Su Santidad, el Romano Pontífice Urbano VIII con su Breve Apostólico, que fue publicado por orden del Obispo el 29 de junio, mandó quitar algunas fiestas de precepto que se guardan en toda la Cristiandad y concedió la facultad a cada Reino y provincia de elegir un patrón. Quién mejor que la Concepción Inmaculada de María, nuestra reina, abogada, que el 22 de marzo de 1629, por las justas causas y títulos que resolvió V.S. que se hiciese voto y juramento de dicha Inmaculada Concepción, como en efecto se hizo y una solemnísima procesión con el grandísimo aplauso de todos... Por ello se propone a V.S. si es del parecer y señalar justa la concesión de dicho Breve Apostólico por fiesta general de todo este Reino de Mallorca, la de la Inmaculada Concepción Virgen Soberana" La Inmaculada fue elegida por unanimidad patrona de nuestro Reino y años más tarde lo sería de toda España.

Este viernes hemos vuelto a celebrar el día de nuestra patrona y, a pesar de que a veces parezca que se quisiese cambiarla por el becerro de oro, deseemos que lo siga siendo hasta el fin de nuestros días. Santa María, esperanza nuestra, asiento de sabiduría, ruega por nosotros.