Si hay algo que uno desea sobre todas las cosas es creer en la condición humana. Pero a veces resulta francamente dificultoso. Y mucho más cuando el mensaje pesimista está repartido a lo largo de todas las calles de la ciudad.

Vittorio de Sica se hizo famoso por la película Ladrón de bicicletas, pero hoy habría de revisar el título de la obra. Y rebautizarla como: Ladrones de piezas de bicicletas.

Creo que no resulta exagerado afirmar que uno de los mayores inconvenientes que se le plantea a cualquier ciudadano aficionado al pedal no es tanto el tráfico, el coste del vehículo, ni el trazado de las calles. El problema consiste en que a uno no le birlen la bici la primera vez que la deje aparcada.

Es como una especie de práctica extendida. Y los ciclistas empedernidos tienen que cargar con su biciclo, subirlo a casa, esconderlo, cuidarlo con tanto esmero como si fuese un bebé.

Las penalidades de los rousseaunianos que creen en la bondad natural del hombre están a la vista de todos. Nunca había contemplado tantas bicis semidesguazadas, a pesar de la prudencia del dueño a la hora de atar sus diferentes piezas a una farola. Da igual, los bicicidas no tienen manías. Tanto les da llevarse una rueda, como el sillín, como los topes de los pedales, como el faro, el freno, yo que sé. El asunto es desmontar lo que sea desmontable.

El proceso todavía resulta más dramático porque el dueño, al encontrarse su bici de esta guisa, suele coger un rebote considerable. Y acaba dejando los restos de su vehículo in situ, como una denuncia visual de la falta de civismo y de respeto por los demás.

Si en algún momento estuvo de moda el arte povera, esta es una exposición permanente en la gran galería de la ciudad. Una triste exhibición. Una pena.

Apenas hay calles donde no hallemos una farola con los restos de una bici allí expuestos. Una especie de martirologio callejero y ciclopédico. Un recordatorio permanente del "homo hominis lupus". Osea que el hombre es el lobo para el hombre. O dicho con otras palabras: el hombre es el peor ladrón de bicicletas para el hombre.