Entro en el vestíbulo de la nueva Biblioteca Pública de Mallorca con un libro bajo el brazo: Matilde Landa, de la Institución Libre de Enseñanza a las prisiones franquistas. Es una obra del historiador David Ginard (Palma, 1966) en la que narra la historia de la dirigente comunista que destacó en la organización del Socorro Rojo durante la Guerra Civil y que fue traída a morir a la isla. Espero que el libro ya se encuentre en los estantes. Buena parte de la hechos narrados de forma exhaustiva por Ginard transcurren aquí, en Can Sales, antigua sede de las Hermanitas de los Pobres y, durante y después del desastre, prisión de mujeres.

El comandante militar de Balears en 1936, Trinidad Benjumea del Rey decidió la incautación del hospicio "con carácter provisional". Al principio, las condiciones fueron soportables porque había pocas presas, la mayoría mallorquinas, que recibían comida y ropa de sus familiares del exterior. Sin embargo, incluso en la época de mayor benevolencia, la tragedia rondaba a las internas. La noche de Reyes de 1937, Aurora Picornell, Catalina Flaquer, Antonia Pascual, María Pascual y Belarmina González, fueron puestas en libertad después de la cena. En la calle las esperaban unos pistoleros falangistas que las asesinaron en el cementerio de Porreres.

Tras la guerra las condiciones empeoraron. David Ginard asegura que llegaron a hacinarse cerca de mil mujeres. La comida era asquerosa. Las monjas de la Caridad, que gestionaban el centro, y las mujeres de Acción Católica estaban más preocupadas por convertir a las rojas que por procurarles unas condiciones de vida dignas (Y aquí un paréntesis para citar otro espléndido trabajo de investigación: De la sagristia al carrer. Acción Católica Española a Mallorca, de Joan Josep Matas). Aquí llegó Matilde Landa en el verano de 1940 procedente de la prisión de Ventas de Madrid. En una carta dirigida a su hija Carmen describía la prisión como "un edificio muy viejo y destartalado que iban a derruir ya". Landa era una mujer de gran capacidad intelectual, que fue muy presionada para que se convirtiera al catolicismo. Se negó y el 26 de septiembre de 1942, agobiada, subió a un muro y se suicidó.

Rocambolesco requiebro de la historia. De prisión a biblioteca. Homenaje, aunque sea involuntario, a la mujer inteligente que aquí murió. Un interesante libro la recuerda.