Opinión | Tribuna

¿Quién es el terrorista?

Una columna de humo sobre Gaza, tras un ataque de Israel.

Una columna de humo sobre Gaza, tras un ataque de Israel. / AP

Muchas personas distinguen entre la violencia de Israel y la de los palestinos. De acuerdo con esta distinción, se afirma que Israel es un estado moderno y democrático que tiene derecho a defenderse frente a los terroristas palestinos.

La realidad es que, inevitablemente, cuando dos países están en guerra, los dos cometen atrocidades inhumanas. Los Convenios de Ginebra han intentado regular lo que no debe hacerse en una guerra. Literalmente, exigen proteger a las personas que no participan en las hostilidades (NIÑOS, civiles, personal sanitario, miembros de organizaciones humanitarias) a los que ya no pueden seguir participando en los combates (heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra). Además, prohíben el uso del hambre y la sed como armas de guerra.

Según parece, alguno de los dos bandos desobedece lo exigido por los Convenios de Ginebra.

Es triste que, a pesar de todos los convenios internacionales, las guerras siempre rompen con las obligaciones que deberían ser cumplidas si fueran «Guerras Civilizadas». Es forzoso reconocer que, cuando un país entra en guerra, además de cualquier otra razón que motive el conflicto, intenta romper la moral del adversario. O que es lo mismo, intenta aterrorizar a la población de su oponente y, hablando claro, quien no obedece a lo estipulado en las convenciones internacionales está usando métodos terroristas.

Lo anterior rompe en pedazos la suposición general de que Israel sea un estado que «tiene derecho a defenderse de los ataques terroristas». Alguien – el que esto escribe no sabe quién – define los contendientes en la guerra de oriente medio como el enfrentamiento entre unos «honestos luchadores que defienden su tierra» contra unos «perversos terroristas». Pero quien considera que los palestinos son terroristas olvida reconocer que los métodos utilizados por Israel son también terroristas. Indudablemente, son mucho más terroristas que sus adversarios. Y lo han conseguido: millones de personas: hombres, mujeres y niños palestinos viven aterrorizados.

Por otra parte, se considera que hay dos tipos de guerra: las guerras de opinión y las que simplemente buscan beneficios materiales. Entre las primeras, destacan las guerras de religión. Las religiones obedecen el mandato de unos dioses que, en todos los casos, son «el único verdadero». A pesar de que se estima que en el planeta hay unas 4500 religiones diferentes.

Uno piensa que, si realmente existen tantos dioses, y si todos ellos buscan el bien de sus fieles, los pobres deben estar desolados. Porque las guerras de religión son la causa de dolor y miseria más grande que el ingenio de los seres humanos ha sabido encontrar.

Retornando a la guerra entre Israel y Palestina, no hay duda de que reúne los dos tipos de motivación: es una guerra de opinión religiosa, y también busca beneficios materiales. Desde que en 1947se arrebató una gran parte de su territorio a Palestina, Israel ha desobedecido impunemente todas las decisiones de las Naciones Unidas, alentando, por ejemplo, la ocupación de Cisjordania por sus colonos. Y ahora, se atreve a afirmar que su guerra es justa. Estaría bien preguntar: ¿cuáles son criterios de justicia de Israel?

Por cuanto se sabe, la ley más importante jamás otorgada dice: «5º: NO MATARÁS», 7º: NO ROBARÁS, 10º: NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS».

La realidad es que Israel ni siquiera cumple sus propias leyes. Desde su creación, el estado de Israel mantiene una guerra que presuntamente reúne motivaciones ideológicas – creen que obedecen a su dios - y también materiales: buscan robar a sus vecinos. Una contradicción que no parece perturbar la conciencia una gran parte del «Pueblo elegido» ni de quienes lo gobiernan. Pese a que la ley que quebrantan fue entregada directamente por dios a uno de los suyos. Como la autoridad de cualquier dios es indiscutible – lo mismo que la del resto de los 4500 dioses que se dice que existen en el mundo – Israel tiene el derecho divino de ocupar el regalo de su Dios. Pero no es difícil comprender que la palabra «ocupar» es equivalente a la de «robar».

Pero, volvamos a la pregunta que titula este escrito: ¿Quién es el terrorista? Y añadiremos: ¿quién da y quién quita «el carnet» de Terrorista? Parece que, según el gobierno israelita, lo da y lo quita el «único y verdadero dios». El suyo, por supuesto. Pero es dudoso que exista un dios que defienda el robo, el asesinato indiscriminado y la apropiación de los bienes de su vecino. O su dios no es el verdadero, o los israelitas hacen trampas defendiendo la palabra de un dios en el cual no creen ni ellos mismos.