Opinión | TRIBUNA

¿La Mesa contra la Masificación o la Mesa contra la Manifestación?

El pasado miércoles 22 tuve oportunidad de escuchar a la Presidenta Prohens en la presentación de la Mesa para la sostenibilidad de las Illes Balears, en lo que algún medio ha venido en llamar para mi sorpresa «el primer paso contra la masificación». Por el contrario, en mi opinión la única conclusión posible de cualquier asistente a dicho acto fue que la voluntad del Govern es seguir pisando el acelerador hasta impactar contra la pared (o salirse de la isla).

La Presidenta realizó un discurso largo y lleno de contradicciones. En primer lugar, sostuvo contundente que no había venido a buscar culpables, para acto seguido señalar como causa del problema el crecimiento del número de plazas turísticas en los últimos años (la célebre herencia recibida). En segundo lugar, enfatizó reiteradamente que llegábamos tarde y que la masificación era manifiesta para todos, para después aclarar que no iban a tomar ninguna medida con precipitación (para jolgorio de los empresarios –y alguna empresaria, pero pocas– allí presentes). Al parecer es necesario realizar unos estudios de gran complejidad por unos expertos altamente cualificados para llegar a la conclusión de que la masificación turística es un problema grave en las islas, como si circular por la vía de cintura no fuese evidencia suficiente. En tercer lugar, apeló a la preocupación por la sostenibilidad medioambiental y por las generaciones futuras, al tiempo que declaraba que es necesario «mejorar» –rectius, aumentar– las infraestructuras. Si bien es cierto que, seguramente por pudor, no hizo mención expresa de la ampliación en curso del aeropuerto de Palma (más puertas de embarque, más cintas de recogida de maletas, más mostradores de facturación… 247 millones de euros presupuestados) –iniciada durante el mandato de su antecesora socialista en el cargo–, ni de la futura ampliación del puerto de Palma, para goce y disfrute de las generaciones futuras (de turistas, evidentemente).

En cuanto a los otros protagonistas del acto, merece mención expresa el que será director del Comité de Expertos contra la saturación, que para sorpresa de nadie no es físico, biólogo, ecólogo ni nada que se le parezca, sino un economista del mainstream, el Dr. Antoni Riera, director de la fundación Impulsa. Por tanto, muy probablemente las conclusiones del comité serán en primer lugar que en nuestras islas no hay ninguna actividad que genere beneficios comparables al turismo, ni de lejos, por lo que es necesario seguir creciendo, pero de forma muy verde y sostenible (como hacen los tumores, hasta matar al huésped –o al residente, en nuestro caso–). Y por otra parte, llamaba la atención el perfil muy mayoritario de los asistentes, empresarios del sector turístico, hombres, en torno a la cincuentena –los beneficiados por la masificación–, habiendo sido invitados únicamente una representación testimonial de los residentes no empresarios –los damnificados por la masificación– (precisamente el Sr. Joan Fortesa, del Fòrum de la Societat Civil, fue el único que puso algo de cordura en el turno de intervenciones). El mensaje de la Presidenta para los primeros fue que se corre el peligro de «morir de éxito», por lo que el objetivo será maximizar la masificación, hasta alcanzar el punto máximo de tolerancia del turista (naturalmente lo planteó de forma más sutil). Y el mensaje para los residentes es que deben estar contentos porque seguirán viviendo en el purgatorio, pues no resulta factible convertir las islas en un infierno y que los turistas sigan viviendo. Las islas son tierra de sacrificio, y los residentes los sacrificados. La Presidenta quiso buscar un común denominador entre los asistentes y mencionó que «todos queremos nuestras islas», aunque olvidó apuntar que unos las queremos como hogar y otros para estrujarlas hasta sacarles el último euro.

En definitiva, la Mesa contra la Masificación pretende escenificar que se quiere cambiar el modelo, «hacer como si hacemos», lo que es más dañino que no hacer nada, porque desmoviliza a una población esperanzada por lo que en realidad es puro espejismo. La llamen como la llamen, no hay una Mesa contra la masificación, sino una mesa contra la Manifestación convocada mañana sábado 25 a las 19 horas en el Parc de les Estacions/Plaça d’Espanya de Palma bajo el lema «Mallorca no se vende». Tras las masivas manifestaciones contra los efectos depredadores del turismo en Canarias, Cantabria – «no queremos ser la Ibiza del norte», dijeron–, Asturias, Girona, y alguna más que me estoy dejando, la presencia mañana en la manifestación es la mejor manera de demostrar a nuestra clase política, de uno y otro color, de qué manera queremos Mallorca. Salut i força!