Opinión

Con Franco hemos topado

Me niego a creer que de la noche a la mañana mucha gente pueda tragarse, como si tal cosa, la humillación y el desplante que suponen las leyes de involución de la memoria democrática

Imagen de portada de 'El abismo del olvido'.

Imagen de portada de 'El abismo del olvido'. / Paco Roca

Debe ser cosa del cambio climático. O del cambio de horario. O de la primavera. Tal vez algún virus que circula por los despachos de los estrategas políticos de la (ultra) derecha. Aunque tampoco descartemos una salida masiva del armario al grito de ¡sin complejos!, pero desde luego esto no es normal. Si habitualmente era la izquierda la que, cuando se acercaban elecciones, se las ingeniaba para desenterrar la momia de Franco; ahora, sorprendentemente, es el Partido Popular el que ha servido en bandeja este argumento, que puede movilizar a sus rivales. Seguro que habrá politólogos, gurús de la demoscopia e incluso historiadores con mucho más conocimiento de la materia, que discrepen y aseguren que el recuerdo de la dictadura ya no mueve votos. O conciencias.

Pero yo, sinceramente, me niego a creer que de la noche a la mañana mucha gente pueda tragarse, como si tal cosa, la humillación y el desplante que suponen las leyes de involución de la memoria democrática que se han aprobado en Aragón, Castilla y León y la Comunidad Valenciana, con el cinismo añadido de apelar a la concordia. En el resto de Europa tienen que estar alucinando y acordándose de aquello del «Spain is diferent».

Porque lo cierto es que el matrimonio de conveniencia del PP con Vox, para pillar un buen cacho de poder territorial, no parece haber domesticado a los aguerridos patriotas del color verde, sino que más bien ha asilvestrado el discurso de un partido que anteayer se conjuraba para conquistar el centro. Visto el panorama, y convencido de que las heridas mal curadas acaban en gangrena, me permito recomendar la oportunísima publicación de El abismo del olvido, la última novela gráfica de Paco Roca, en colaboración con el periodista Rodrigo Terrasa. Si alguien cree que el cómic no puede remover conciencias, que lo lea y después me llame. De momento, dejo anotadas, para los negacionistas de abrir las fosas con restos de represaliados, las frases escritas en un par de viñetas: «El olvido es el abismo que separa la vida de la muerte. Recordar es traer de vuelta a los que ya no están». Tampoco es tan difícil de entender.

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