Opinión | Tribuna

Orinando río arriba

La película El hombre que pudo reinar, dirigida por John Huston en 1975

La película El hombre que pudo reinar, dirigida por John Huston en 1975 / DM

Hace unos días la segunda cadena de TVE emitió la película El hombre que pudo reinar, dirigida por John Huston en 1975 e interpretada por Sean Connery y Michael Caine. La película está ambientada en la India del año 1880, y, en un momento dado, los protagonistas preguntan al jefe de una tribu del reino de Kafiristán cuáles son los enemigos de su pueblo. El jefe les responde que están enfrentados con una tribu que vive río arriba, explicando que los integrantes de esa tribu se mean en el río cuando ellos se están bañando. Me hizo gracia la respuesta, más propia de Monty Python. Quedando la duda de si ese hecho era la causa o la consecuencia de la enemistad.

Luego, reflexionando un poco sobre ello y comparándolo con el ambiente político que se sufre en la capital y en los medios de comunicación madrileños desde hace ya tiempo, he llegado a la conclusión de que estamos en la misma situación. O sea, que los adversarios políticos se dedican a orinar río arriba como forma de mostrar sus discrepancias con otras formaciones políticas, para fastidiarles, aunque ello no les suponga obtener ningún rédito o ventaja política. Sólo con ánimo de molestar.

Si atendemos a las noticias que últimamente nos muestran los medios de comunicación y a los argumentos que utilizan unos y otros para meterse con los adversarios políticos, es fácil darse cuenta de que, más que ofrecer explicaciones racionales y razonables acerca de las diferentes posturas que puedan defenderse sobre asuntos de interés público, cada uno se dedica a tratar de sabotear lo que hace el de enfrente, sin otro ánimo que conseguir su desprestigio y su caída. Pero nada en sentido positivo o tendente a alcanzar algún punto de encuentro que permita avanzar en la defensa de los intereses de la población. Población que asiste, atónita, al lamentable espectáculo que se le ofrece.

O sea, como en la película, todos están orinando río arriba, para que los del pueblo que vive aguas abajo -es decir, los contrincantes políticos- se bañen en aguas sucias, aunque ello no reporte el más mínimo beneficio a nadie. Parece que da igual, la cuestión es chapotear en el lodo.

Ello demuestra que, por desgracia, y pese a que en apariencia las cosas sean muy diferentes ahora en comparación con una aldea tribal de la India de 1880, la realidad es que la humanidad se rige por los mismos códigos de conducta. Sin pensar, además, que más arriba en el río seguro que hay otra tribu que está haciendo exactamente lo mismo, y así sucesivamente…