Opinión | Al Azar

Los escándalos, de uno en uno

Koldo García, exasesor personal del exministro de Transportes José Luis Ábalos.

Koldo García, exasesor personal del exministro de Transportes José Luis Ábalos. / EFE

En la denuncia de un manejo corrupto, me equivoqué con la marca del coche que conducía un mafioso, y estuve a punto de fastidiar toda la información. El perfeccionismo exhibicionista no siempre combina con la exactitud. El primer riesgo de un escándalo consiste en la urgencia. El segundo peligro surge de la soberbia, y consiste en pensar que la revelación inicial será suficiente para que caiga el presidente del Gobierno, el inquilino de la Casa Blanca y el Papa. En realidad, y gracias a la tortura de los hechos que suele denominarse proceso judicial, es muy posible que ni una de las hipótesis iniciales sobreviva a la procelosa navegación por los tribunales.

Los errores más inmediatos de la lucha contra la corrupción surgen de un exceso de concentración, de imaginar que todo el país palpita al ritmo de un soborno, cuando en realidad está viendo un partido de la Champions. Una investigación periodística también es una narración, y deberá imponerse en el mercado universal de los relatos. Lo más importante no es siempre lo fundamental, si así fuera se habría acabado con el hambre en el mundo. Sin embargo, todos los errores de autoabsorción son una broma frente al mayor error que puede producirse en la denuncia de una trama corrupta, la dispersión.

Tomemos a Koldo, claro. La trama de las mascarillas fascina porque agrupa el abanico entero de la corrupción, siempre presunta aunque los jueces digan lo contrario. La teleserie que se grabará sobre el escándalo abarcará desde La Moncloa hasta la oposición, con la Guardia Civil incluida. Por desgracia, hay gente que se aburre contando una historia, y se empeña en diversificar. Uno descubre más material sanitario en mal estado, otro excava contratos malolientes en sentinas alejadas, el de más allá avisa perezoso de que todos los políticos son igualmente corruptos. Los expansivos pretenden que la ampliación del campo de tiro garantiza acertar con el objetivo, pero ocurre al contrario, una anulación por saturación. No conviene despistarse. Koldo es un alimento integral, y los escándalos deben consumirse de uno en uno para evitar el atracón que los neutraliza a todos.

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