Limón & vinagre | Víctor de Aldama, presidente del Zamora CF: El avispado cónsul

Víctor de Aldama, presidente del Zamora CF.

Víctor de Aldama, presidente del Zamora CF. / J. L. F.

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Cónsul de Georgia en Zamora. Víctor de Aldama, empresario madrileño. El personaje promete. Cuántos georgianos habrá en Zamora o qué inversiones georgianas pueden inducirse hacia Zamora. Otrora: si los georgianos bebieran vino de Toro les iría mejor. La gente como Aldama es que es muy polifacética. Y muy diplomática. Aldama fue cónsul de Georgia (la patria de Stalin, pero esto es un dato accesorio para Aldama, no así para la humanidad), entre otros muchos cometidos. También es presidente del club de fútbol local, el Zamora, aunque a él lo que le hubiese gustado es ser propietario del Córdoba CF, escuadra que intentó comprar o controlar hace años. Gatillazo. No pudo hacerse cargo de toda la deuda o no a tiempo y del equipo de la mezquita pasó entonces a fijarse en otro también modesto y en horas bajas, en categorías inferiores. Un hombre al que no le da igual ocho que ochenta pero sí el Córdoba que el Zamora. Pero no menospreciemos a nuestro personaje, que además de futbolero, presidente, empresario y cónsul, es un hombre que cultiva las amistades. Y las mascarillas.

Aldama fue detenido y está en libertad con cargos tras una investigación de la Fiscalía Anticorrupción por el caso Delorme. Delorme fue un médico francés de hace unos siglos, pionero en el uso de las mascarillas. En los grabados tiene cara de estreñido. Para que luego digan que no son creativos en la Guardia Civil. Antes la hubieran llamado Operación Mascarilla u Operación Zamora. O hubiera sido bautizada con el santo del día, en plan Operación Bonifacio. Tal vez Operación Pandemia. Víctor de Aldama está acusado de un presunto cobro indebido de comisiones por la adquisición de mascarillas destinadas a los ministerios de Transportes e Interior. Fue arrestado junto a Koldo García, quien fuera mano derecha del exministro de Transportes, José Luis Ábalos. A su vez, Ábalos fue, si no mano derecha, una mano, una de tantas, de Sánchez. Se la amputó. E incluso fue cabeza en el Gobierno, Ábalos. Y hasta pies, corazón y cerebro orgánico de cierto socialismo valenciano. Ahora mete riñones en tertulias televisivas con notable pachorra pero sólidas invectivas contra oponentes cavernosos. Lo presentan como siniestro.

Pero no nos desviemos, parecemos euros de pandemia. Ayer le pidieron el escaño. No le pueden pedir la ejemplaridad ni nuevas amistades. Pero no nos desviemos, que parecemos euros para material sanitario en pandemia.

La investigación de la Audiencia Nacional y la Guardia Civil sitúa a Koldo García y a Víctor de Aldama como «cabecillas» de la trama de presuntas comisiones de dinero desviado desde contratos, valorados en 53 millones rubricados por administraciones públicas para adquirir material sanitario en lo peor de la pandemia. Se sospecha que Aldama pudo mover presuntamente hasta ocho millones a través de unas sociedades que hasta que llegó el confinamiento tenían menos movimiento que un caracol disecado.

A estas alturas, las mascarillas siguen dando episodios gloriosos. Protegen del adversario político o son un arma contra él, no solo contra los virus. Las mascarillas casi hacen caer a Ayuso, pero hicieron hincar la rodilla a Pablo Casado, que fue el que denunció las supuestas mamandurrias del hermano de la primera dama del PP. Ahora las mascarillas pueden dar al traste con las peripecias de los tres mosqueteros: Ábalos, Koldo y Aldama, el político, el calavera y el empresario. No sabemos si le falta un D’Artagnan o incluso si hay un cardenal que estaba al tanto de todo y tomó sus medidas, cortafuegos, hace tiempo.

Sacar pasta de la desgracia. Durante la pandemia se firmaron miles de contratos públicos para material sanitario. Los controles se relajaron, algunos por ley, para hacer la cosa más ágil. De eso se aprovecharon, y de la desesperación general, la gente que está dispuesta a sacar pasta de la desgracia ajena: gente repulsiva y reprobable. También es verdad que ahora están en revisión todos aquellos procesos de venta, las concesiones, los contratos. En general, sería todo marca de la casa -España- una gran chapuza. En algunas habría también delito. No eran tan listillos: pensaron que se irían de rositas. O de embajadores a nuestra inopia. La Justicia funciona fatal pero tiene mucha memoria.

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