Al Azar

Inés Hernand, ha nacido una icona

Inés Hernand en los Premios Goya 2024

Inés Hernand en los Premios Goya 2024 / REDACCIÓN YOTELE / RTVE

Matías Vallés

Matías Vallés

Es difícil elegir lo peor de los Goya. Una Academia que se cree con derecho a secuestrar durante cuatro horas al presidente del Gobierno en una ceremonia infecta, los ególatras Javis que se preguntan cómo puede ser que no ganen doce Oscars, actores de tercera que se sacan un folio para castigar a toda España con su árbol genealógico, y cómicos de tercera desolados por una Gaza que no sabrían situar en el mapa. No es raro que acribillaran con la mirada a la articulada Sigourney Weaver, que encima ha visto Viridiana. Con este panorama, anunciar que Inés Hernand fue lo mejor del aquelarre supone un insulto, pero tampoco vamos a endiosarla.

Descubrí a Hernand entrevistada por Marc Giró, y parecía que la televisión pública se desenredaba de sus telarañas. Sin embargo, para consagrar a la humorista era imprescindible que la inquisición del Ente la pusiera en la picota por su tuteo familiar con Sánchez y por elevarlo a «icono», al igual que a los restantes asistentes a los Goya. Un canal que condimenta la comida basura de Masterchef y que contrata con cifras astronómicas al negacionista Miguel Bosé, emprende una caza de bruja. Como de costumbre, solo los fariseos pueden fabricar una icona. 

El razonamiento de los censores es impecable. No se puede llamar «icono» a Sánchez precisamente porque es un «icono» inviolable, y el propio presidente se ha apresurado a desmentirles. No distinguen la zalamería de la ironía, lógico en un medio que no sabe inventar un programa sin los Pantojo, los Jurado, los Campos o los Cristo. Frente a la ñoñería, el gamberrismo cargado de sexualidad de Hernand es la única revolución posible. Planta cara al machismo sin envolverse de feminismo académico, un shock frente a las momias profilácticas de la televisión estatal. Sin la humorista y sin Xabier Fortes, se materializaría la pesadilla de un canal estatal orwelliano. El riesgo de Hernand es que la abrasen, al prodigarla en Eurovisión, los Goya o frenando a Mercedes Milá. Y conviene escabullirse del error inverso de sus torquemadas. No cabe consagrarla, basta con declarar que es diferente. Justo lo que necesitábamos.

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