EL DESLIZ

Amores de madre

Ilustración: Amores de madre

Ilustración: Amores de madre / Elisa Martínez

Pilar Garcés

Pilar Garcés

Esta semana, el Papa ha «deplorado» la práctica de los vientres de alquiler. No se ha andado con chiquitas, sino que ha efectuado un llamamiento «para que la comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente» la gestación subrogada, que «ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño», reiterando que «el no nacido en el seno materno no puede convertirse en un producto comercial». Suerte que Francisco esperó a su discurso de principio de año ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede para lanzar su diatriba. Si llega a adelantarla un poco le desluce a Ana Obregón la exclusiva del bautizo de su nieta Anita. La niña nacida hace nueve meses en Miami de una progenitora asalariada para tal fin y del semen preservado del fallecido hijo de la artista, Álex Lecquio, fue cristianada el 17 de diciembre pasado en la iglesia de Nuestra Señora de la Moraleja. En el amplio reportaje pagado aparecido en la biblia del colorín, la revista ¡Hola!, se ve incluso el brazo del sacerdote en el momento de ponerle el agua bendita en la cabeza a la pequeña, «un regalo del cielo», según la abuela y madre adoptiva legal. Entre las palabras del Sumo Pontífice, «un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato», y las de la también bióloga Obregón contra quienes critican la gestación subrogada, que «desprecian el milagro de la vida porque una vida no nace si Dios no quiere», media un abismo que la sabiduría popular interpreta acertadamente: el que tiene padrino se bautiza. Se puede preparar el Papa Francisco si la presentadora le pone en su diana como ha hecho con el gobierno de Pedro Sánchez, al que ha fustigado sin piedad a la menor oportunidad por haber remarcado la ilegalidad de la práctica de las madres de alquiler en España. Pero el bautizo se celebró con emoción y glamour, pues como aseguraba Obregón en su exclusiva, «nosotros somos una familia religiosa». No como otras.

Qué no hará una madre por preservar la memoria de su hijo, o su futuro, o su bienestar. Dos ejemplos recientes. En una decisión inesperada, la reina Margarita de Dinamarca cede el domingo el trono a su heredero Federico para evitar a su pueblo un monarca divorciado. El reportaje de la revista Lecturas que mostraba al príncipe de Dinamarca de paseo por Madrid con Genoveva Casanova, ex de Cayetano Martínez de Irujo, y pasando la noche con ella ha sido desactivado por las bravas. No hay futuro sin la esposa oficial, la paciente Mary Donaldson, y a cambio va un reino. Las monarquías, como los estados, tienen en la longevidad un desafío, pues por mucho que los soberanos deseen morir con las botas puestas, en el banquillo los recambios se aburren y sus deslices no merecen la vista gorda que sí disfrutan los regentes. De una manera distinta entiende el amor incondicional la progenitora del futbolista Dani Alves, en prisión provisional desde hace casi un año por la presunta violación de una joven en los lavabos de una discoteca de Barcelona, y que será juzgado el mes que viene. Pese a la prohibición expresa del juzgado que instruye la causa de desvelar cualquier dato sobre la víctima que facilite su identificación, Lucía Alves ha publicado en las redes sociales un vídeo en la que se ve a la joven bailando y en su vida cotidiana que le puede costar una demanda por revelación de secretos. Flaco favor a la causa de su hijo, que a la vista está no tuvo en su madre el mejor ejemplo de respeto a las mujeres.

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