En política hay lecciones básicas de manual; quizás la más elemental es que para gobernar o tienes mayoría o no hay nada que hacer. Nos lo recordaba el viernes el vicepresidente –amén de mirlo blanco caído en desgracia– Antoni Costa, quien recalcó a la oposición que «desde el principio» su socio es Vox, y punto.
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Pese al postureo del PP balear en las últimas semanas, absteniéndose o incluso votando en contra de las exigencias de Vox para presupuestar los 20 millones para la segregación lingüística en las aulas, o el tijeretazo a patronales y sindicatos, era más que obvio que al final aprobaría los presupuestos con la ultraderecha; con quién si no.
Vox somete al PP: Idoia Ribas gana su primera batalla a Marga Prohens
Los flirteos de Vox con la izquierda durante la votación de las enmiendas no han sido más que una operación despiste. Si Marga Prohensse hubiera visto obligada a prorrogar los presupuestos de Francina Armengol el 31 de diciembre, la presidenta no hubiera tenido más remedio que plantear el avance electoral, una estocada imposible por ahora, por mucho que en Madrid Abascal haya roto formalmente con Feijóo.
UGT y CCOO acusan a Marga Prohens de convertirse en «complice» de la ultraderecha
Cuando PP y Vox zanjaron su primera gran crisis por la lengua en las escuelas, allá por noviembre, los populares ningunearon a sus aliados. Presumían del «golazo» que les habían metido al dejar en manos de los centros la aplicación del nuevo modelo lingüístico, vaticinando que este quedaría en nada. Al consignar ahora los 20 millones para ello, Vox rompe la portería del PP. Eso sí es una goleada.